Como espectador ocurre algo un poco raro con Apuesta maestra, y es que te encariñás mucho con un personaje que no tiene nada que ver con vos y que incluso tiene actitudes y formas que rechazás.
No es casual que esta película llegue ahora a los cines, nos encontramos ante una gran época de cambio (por suerte) y reivindicación del lugar de la mujer tanto en la industria como en la sociedad.
Esta historia real, de quien fue tapa de los tabloides y programas de espectáculos norteamericanos hace unos años por organizar juegos de póquer de celebridades, llega en el tiempo justo y con un revisionismo necesario.
En su momento se habló de que Ben Affleck, Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, y tantos otros, participaban de estos juegos, y que Molly Bloom era una especie de villana.
Aquí el gran productor y guionista Aaron Sorkin, quien escribió joyas tales como A few good men (1992) y The social network (2010), debuta como director, y a su vez como una especie de paladín de la justicia. Amén de que también está nominado al Oscar como mejor guión adaptado.
Jessica Chastain interpreta a Molly de manera magistral. Un personaje fuerte, y provocador en todo sentido.
Las diferentes facetas y etapas por que atraviesa resaltan por lo gran actriz que es. Lástima que también interpreta el papel del personaje adolescente porque ahí perdemos el verosímil y la película se daña un poco.
La acompañan Idris Elba (muy correcto) y un gran Kevin Costner, que se roba todas sus escenas.
Por su parte, Michael Cera, quien nos tiene acostumbrados a verlo como un perdedor sin muchas luces, aquí hace algo diferente como “el Jugador X”, quien se cree que en la vida real es Tobey Maguire.
El film también sirve como analogía hacia la sociedad norteamericana y su exitismo. Hay un metalenguaje muy interesante para analizar y debatir luego del visionado.
Apuesta maestra es una buena película y un gran alegato ejemplificador de los tiempos que corren y la sociedad de Estados Unidos.