En una escena alguien pregunta: “¿Otra palabra para definir ‘estoy cansada’? ‘Débil’”. He aquí el rudimentario corazón de este enmarañado aunque esquemático biopic sobre Molly Bloom, alguna vez eximia deportista, más tarde una “empresaria” del juego clandestino y también “escritora”. El guion es del señor Aaron Sorkin, presunto conocedor de personalidades ligadas al desmedido éxito económico, venerado por la supuesta perspicacia de los diálogos y también por la capacidad que detenta para delinear los meandros psicológicos de los capitalistas creativos de nuestro tiempo. Ahora, además, Sorkin dirige.