Más preocupación por los paisajes que por el suspenso
Un estudiante brillante pero pobre sigue la mala senda familiar, el juego, y termina en Costa Rica trabajando para un magnate de las apuestas internacionales.
La pelicula empieza prometedora, con Justin Timberlake apostando un monton de dinero para poder pagar su universidad, perdiendo en lo que, luego descubre, fue un juego con trampa, para colmo on line, y viajando al tercer mundo para enfrentarse al responsable de esa trampa. Allí termina siendo contratado por Ben Affleck, todopoderoso rey de las apuestas perseguido en vano por el FBI, que no tiene jurisdicción en Costa Rica. Y lo increíble del film a esta altura es que con todo este material no logre generar mayor tensión, y por momentos parezca que lo que más ocupó al director hayan sido los bonitos paisajes centroamericanos.
Ben Affleck hizo una película parecida, "The Boiler Room" que funcionaba mucho mejor, mientras que esta histora de un aprendiz de brujo que cree que puede superar a su maestro carece de los resortes básicos que hacen que un film noir funcione razonablemente bien. A su favor se puede decir que todo el asunto es original, y que por lo tanto mantiene el interés del espectador más allá de sus evidentes fallas como policial. Tambien hay pintoresquismos atractivos propios de una locación tan poco común como Costa Rica, y algunas buenas actuaciones secundarias, empezando por la del siempre eficaz John Heard. Por su parte Justin Timberlake hace lo mejor que puede con su papel, mientras que Ben Aflleck se dedica casi por completo a la sobreactuación villanesca.