Exaltación de la incorrección política
Craig (Pat Healy) no la está pasando económicamente bien y todo indica que no la pasará mejor, ya que a su de por sí ajustado presupuesto y al tendal de deudas se le suma el haber sido despedido de su trabajo. Justo esa misma noche se cruza con un par de viejos compañeros en un bar, uno de los cuales (David Koechner) es un millonario dispuesto a todo por un poco de diversión. Incluso a someter a sus amigos a un particular juego de apuestas cuyo grado de humillación irá en un crescendo constante, tensando así los límites de la moral personal.
La retorcida ópera prima de E.L. Katz validará aquello que decía el personaje de Ricardo Darín en Nueve Reinas (“No faltan prostitutas, sino financistas”) involucrando al trío en una espiral de locura y desesperación que llegará incluso a la antropofagia; todo, claro, por dinero.
Película reconcentrada en tiempo (una noche) y espacio (una casa), Apuestas perversas es un ejercicio de estilo que, si bien remite a la pantalla chica (las reminiscencias de los unitarios en tiempo real es inevitable), goza de un grado de incorrección y excesos que la convierten en una rareza en la cartelera argentina.