Apuestas perversas me hizo acordar por momentos a las viejas películas de Jack Hill (Switchblade Sisters, Foxy Brown).
Al principio de la historia uno se ríe con el conflicto absurdo y las situaciones delirantes en las que se involucran los protagonistas.
Sin embargo, a medida que se desarrolla el argumento y el espectador se conecta emocionalmente con lo hechos que sufren los personajes, la película se vuelve mucho más seria.
Esta producción independiente del director E.L.Katz (guionista de Autopsia) comienza como una comedia de humor negro para luego convertirse en un intenso thriller, donde las situaciones graciosas quedan en un segundo plano.
Dos amigos desempleados se encuentran en un bar y una noche conocen a un extraño hombre que les ofrece plata a cambio de cumplir una serie de apuestas.
Un juego inocente que con el paso del tiempo se transforma en una odisea de extrema violencia en la que los personajes principales se terminan degradando como seres humanos.
Con un presupuesto limitado, una casa como única ambientación y cuatro actores, el director logró desarrollar un thriller absorbente gracias a los distintos giros inesperados que se dan en la trama y las intensas interpretaciones de los protagonistas.
El reparto presenta caras conocidas del cine de terror como Pat Healy y Sara Paxton, quienes trabajaron juntos en la producción de Ti West, The Innkeepers, Ethan Embry (Hotel sin salida) y David Koechner (The Office).
A lo largo del año vimos varios filmes de fantasmas o posesiones satánicas, sin embargo, este cuento inmoral sobre la obsesión por el dinero terminó siendo el más aterrador de todos.
Una producción que no tuvo mucha difusión y es esa clase de sorpresas que cada tanto surgen del cine independiente y vale la pena tener en cuenta