¡Que gran manera de despedir el año que es Cheap Thrills! Una comedia negrísima que deja mucho para comentar una vez terminada, y que intenta responder de la manera más cruenta imaginable hasta dónde estamos dispuestos a ir -mejor dicho, a descender- cuando estamos desesperados.
El escenario que presenta la película de E.L. Katz es intrigante, al menos: una pareja de desconocidos te invita a un juego de apuestas por cierta cantidad de plata. Estas situaciones parecen graciosas al comienzo, pero el costado oscuro poco a poco comienza a aflorar, y estas emociones baratas que promete el título original comienzan a escarbar profundo en la psiquis de los involucrados. El encuentro de dos compañeros de secundaria es el disparador para la pareja de ricos que quieren un poco de diversión por el cumpleaños de ella, y diversión es lo que tendrán.
Quizás no tengan mucha relevancia, pero el cuarteto interpretado por los ex-compañeros Pat Healy y Ethan Embry, y la pareja acaudalada de David Koechner y Sara Paxton funciona como un dínamo para la acción perversa que transcurrirá durante la noche. Acercándose poco a poco hacia un costado sádico y por demás perverso, el guión de David Chirchirillo y Trent Haaga propone escenarios no aptos para impresionables, donde los juegos comienzan como típicas bromas para ir dejando paso a la humillación, la mutilación y el masoquismo puro. No hay manera de conectarse con la película a menos que se entre en el mismo juego que los protagonistas, y para el final, es cuestión de mirarse al espejo y ver si uno se ha divertido con lo que ha visto. Lo que comienza como una noche de juerga lleva a situaciones dolorosas, y la acción del espectador es casi la de un voyeur, presenciando actos privados que no deberían haber sido vistos.
La abstracción de la realidad es un punto a favor que se lleva Katz, con un film mínimo pero espeluznante, una historia que bien podría haber escrito el mismísimo Stephen King, de esas que tienen mucha mala leche y concilian al ser humano como un pozo lleno de oscuridad, si se le permite llegar hasta ella. Healy se lleva las palmas como el padre de familia que podría perderlo todo cuando termine la noche y la desesperación característica de su personaje deja ver a un gran actor que poco a poco está teniendo su merecido reconocimiento.
Cheap Thrills es violenta, cómica, nauseabunda, todo a la vez, en un combo de comedia negra y thriller de suspenso que golpea fuerte y no tiene una salida fácil. Están avisados.