Aquarius

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Obra humanista y critica sobre el abuso de los poderosos

“Aquarius” del brasileño Kleber Mendonça Filho es un filme que busca concientizar sobre la debacle ecológica por la proliferación de torres gigantescas que se yerguen como monumentos triunfales de contubernios edilicios. Pero también realiza una reflexión sobre de degradación moral que soportan las grandes ciudades.
El inescrupuloso mundo de los constructores a ultranza, sostenidos por bancos nacionales y transnacionales, se ve reflejado en un par de especuladores que desean comprar un edificio para levantar una torre que les aportaría ganancias millonarias.Todos los medios son válidos por estos abusadores para quedarse con el departamento de la protagonista, Clara, a la que le colocan termitas para conseguir que ésta lo venda. Su pelea no es por la compra o venta, sino por su derecho a vivir donde transcurrió toda su vida, donde desea finalizar sus últimos años. Clara, a su vez lucha contra un cáncer de mama, pero que no significa que éste es utilizado como un golpe bajo, por el director, sino que ayuda para ofrecer al espectador un impactante desenlace final.
El realizador no reflejó la vida de gente de clase media baja, que ante tal asedio hubiera renunciado a la propiedad, sino la de una mujer de la alta burguesía, propietaria de otros cinco departamentos, que posee una mirada crítica sobre la realidad y a la que no es fácil de engañar, por lo tanto puede enfrentar a los usureros. Ella sabe cómo resolver la situación y ganarla.
En este filme se muestra, si bien como pinceladas, a una sociedad dividida por la necesidad y la prepotencia. También por las corrientes políticas que han imperado en estos últimos 20 años en la historia particular de cada pueblo, y han generado una cultura por una parte de traficantes de influencias e inescrupulosos empresarios, y por otra de subsidiados, dependientes del gobierno de turno.
“Aquarius” pone lente de aumento y profundiza sobre varios conflictos esbozados en anteriores filmes de Kleber Mendonça Filho: seis cortometrajes, un largometraje (“O son ao Redor" (2013), ganador en Roterdam del premio de la prensa internacional (FIPRESCI), y un documental “Crítico”. Uno de ellos es el tema personal e íntimo: los años avanzan y no siempre la vejez es aceptada como algo normal y las crisis después de los cincuenta se aceleran, la paciencia es limitada. Otro son las relaciones afectivas, por una parte aparece una hija distante, que la utiliza para pasear o cuidar al nieto, frente a la cercanía y afecto de uno de los sobrinos, y la fidelidad de su empleada doméstica que conlleva a qué ésta se convierta en una especie confidente terapéutico. En lo social pone el acento en la brecha que se ha abierto por la falta de trabajo y los abusos de los nuevos ricos de la clase política y sus secuaces.
Kleber Mendonça Filho como guionista y director construyó un filme inteligente, con acertados movimientos de cámara que jugaban con la realidad del paisaje exterior e interior de la protagonista, una excelente Sonia Braga que, una vez más, deleita con su actuación.