“Es tan pernambucano, tan brasileño, extender el círculo familiar al ámbito de los negocios”. Algo así le dice Clara a un empresario mediático amigo, antes de pedirle información sensible sobre el estudio de arquitectos que la presiona para que les venda su departamento de Recife, el último que falta deshabitar para concretar un proyecto de despampanante renovación edilicia.