DE MEMORIA, PASADO, RAICES Y MUSICA DE QUEEN
Aquarius comienza con una conmovida Clara celebrando el cumpleaños número 70 de su tía en 1980. Mientras tanto, la propia Clara recuerda que ha vencido un cáncer de mama. Y ese espacio de festejo, el departamento ubicado en la estructura edilicia Aquarius donde viven Clara y su marido de jóvenes, condensa las vivencias compartidas que ese grupo de seres -y Clara especialmente-, atesora. Ahí es cuando la película a empieza a establecer una de sus temáticas principales: que espacios y objetos contienen mucho más que lo material en sí y representan vivencias trascendentales para sus personajes.
Luego de esto, la película presenta a una Clara ya mayor, convertida en una refinada crítica de música recientemente jubilada. Ese departamento es parte de Aquarius, un elegante aunque ya añejo edificio de la ciudad costera de Recife. Allí crió a sus hijos junto a su marido hasta la muerte de éste. Cuando una empresa constructora inescrupulosa se dispone a comprar su departamento luego de haber adquirido el resto de las unidades del edificio, la calma cotidianeidad de Clara se ve puesta en jaque. Sus tres hijos son hoy adultos jóvenes preocupados por una madre que envejece en una construcción solitaria. Pero también quisieran beneficiarse de la generosa suma de dinero con la que la empresa pretende seducir a su estoica madre. A partir de allí se establece un conflicto entre esta mujer y sus deseos por no vender un espacio que es a la vez portador de recuerdos y raíces, sus hijos y la propia empresa, que progresivamente irá emprendiendo acciones cada vez más inmorales a fin de lograr torcer su voluntad.
Paralelamente a esta puja de intereses se cuenta la historia personal de Clara: la de su propio deseo sexual y de su relación con la música, que serán dos de sus motores vitales y funcionarán como posibilidades de liberación y disfrute frente al hostigamiento de la empresa constructora. A propósito de esto habrá en primer lugar una utilización virtuosa de la música (nunca sonó con más pertinencia y fuerza que en Aquarius la melodía de Queen) y en segundo lugar una escena de sexo que ella tiene con un joven prostituto, filmada con una delicadeza y contundencia ejemplar. El resultado es un film poderoso sobre el arraigo al hogar y la conservación de la historia personal, sostenido en la solvencia actoral de una Sonia Braga visceral.