Casi 10 años pasaron desde que Angelina Jolie protagonizara su última película de acción allá por el año 2010. Habiendo interpretado a la agente Salt en el film titulado de forma homónima, la actriz californiana se dedicó a labores de dirección mientras alternaba su participación en la saga Maléfica. Lamentablemente, no siempre el retorno a los orígenes resulta en una experiencia grata, y ni siquiera un director reconocido como Taylor Sheridan es capaz de asegurarlo.
"Aquellos que desean mi muerte" nos promete un thriller de supervivencia intenso y agobiante, pero no cumple con ninguna de esas premisas. Ante un escenario impresionante como lo es un bosque interminable que se consume en llamas, cuesta creer que el resultado final sea tan poco estimulante como el conseguido en este film.
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Como anticipamos, es Angelina Jolie quien protagoniza esta historia, y quien se pone en la piel de Hannah, una bombera rescatista atravesada por la culpa de una tragedia que no pudo evitar. Tras una suerte de autoexilio en una torre como guarda forestal, el destino la cruza con un niño llamado Connor, quien es perseguido por dos asesinos a sangre fría.
A partir de dos ejes que parecen no tener relación, la trama comienza a entrecruzarse, aunque desgraciadamente lo hace de forma forzada sin sutileza alguna. Nada de lo que sucede se siente auténtico, sino más bien exigido solamente porque así el guión lo requiere para avanzar en la historia. Por eso mismo, los personajes nunca alcanzan a desarrollarse y sus relaciones se sienten vacías, escasamente trabajadas.
"Aquellos que desean mi muerte" tiene la particularidad de ser una película abúlica, que transmite muy poco. Ese ambiente sórdido que había creado Sheridan en "Viento Salvaje" no vuelve a repetirse en esta experiencia. Allí el frío traspasaba la pantalla, aquí el calor de las llamas no excede los límites del CGI.
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Prescindible y poco memorable, esta propuesta no alcanza a ser salvada ni siquiera por el heroísmo virtuoso de la propia Angelina.