A los pocos minutos de iniciada Aquellos que desean mi muerte (Those who wish me dead, 2021) sabremos del derrotero psicológico y emocional de Hannah (Angelina Jolie), una mujer que arrastra la culpa de no haber podido rescatar a tres adolescentes de un incendio en medio de la naturaleza. Ella es, claro, bombero forestal, y en medio de un grupo de hombres sabe cómo hacerse respetar y que la cuestión de género no sea un impedimento para avanzar en su carrera.
Pero esa pérdida irreparable, esa imposibilidad de volver al pasado para transitar ese momento con un final feliz, le devuelven de una manera potente en pesadillas y pensamientos, la finitud de la vida en el rostro de esos tres niños atemorizados, sabiendo que sus últimos minutos se acercan.
Rápidamente la narración se traslada hacia la ciudad, en donde un padre y su hijo (Jake Weber, Finn Little) comienzan a escapar de un grupo de asesinos a sueldo, que desean obtener una información clave que poseen. En el medio, Hannah se topará con ellos, y como el pasado la angustia, no quiere una vez más tener que cargar con la culpa de muertes de inocentes, por lo que decidirá acompañarlos en su derrotero para salir ilesos de la situación.
Con trazos gruesos, muy gruesos, el guion plantea el mundo de los buenos y de los malos, desarrollando únicamente en dos bandos la posibilidad de identificación del espectador. Es que acaso ¿es obligatorio que tengamos que generar empatía con los más desprotegidos? o la habilidad de un buen guion es la de impulsar que ese reconocimiento pueda ir para cualquiera de los dos lugares sin forzar un sesgo que obligue a direccionar la mirada hacia algún lugar de manera imperante.
Lamentablemente aquí está esa obligatoriedad de identificación, y excepto por la pareja que encarnan John Bernthal y Medina Senghore, él, el sheriff del lugar, ella, su compañera embarazada, que logra transmitir verdad en cada una de sus apariciones (incluyendo sorpresa hacia el final con el empoderamiento de la mujer), a diferencia del resto del elenco que intenta contar este relato sabiendo que nunca se termina de consolidar su propuesta.
Sheridan una vez más revisita el western, y más en el contexto de escenarios naturales que utiliza para envolver a los personajes, pero a diferencia de sus propuestas anteriores, sólo se detiene en recuperar el duelo como parte de la estructura dramática de esta película de escape y alianzas.
El bien y el mal enfrentados, el sacrificio latente como idea de brindarle al otro la posibilidad de seguir adelante, solo parte de una propuesta que posee algunos aciertos, pero que en su constante cambio de género, de película de fugitivos a cine de acción más visceral y explosivo, resiente su intenciones de mostrar a Jolie como líder de este equipo, una mujer de hielo en medio del fuego, y de fuegos cruzados.