After, aquí empieza todo: La remasterización del amor adolescente.
Basada en la famosa saga escrita por Anna Todd, se estrena este film que banaliza el amor de una pareja adolescente en épocas de universidad, siendo una más del montón.
“After” se presenta como una historia de sexo, poder y violencia en el tráiler, pero los 106 minutos quedan lejos de esas premisas, brindando una película sumamente liviana y apenas entretenida.
Tessa Young (Josephine Langford) es una estudiante ejemplar, una hija responsable y una novia fiel. La joven ingresa esperanzada a su primer año de universidad, pero su mundo cambia cuando, en su despertar sexual, conoce al oscuro y misterioso Hardin Scott (Hero Fiennes Tiffin).
Se trata de la adaptación cinematográfica de la exitosa saga de novelas escritas por Anna Todd, conformada por “Aquí empieza todo”, “En mil pedazos”, “Almas perdidas”, “Amor infinito” y “Antes de ella”. Esta primera entrega promete ser una locura entre los adolescentes que están ansiosos esperando su estreno.
Como sucedió con “50 sombras de Grey”, este tipo de historia, acá mucho más naif, convoca lectores mediante la ruptura de los tabúes. El sexo sigue siendo un tema incómodo al narrar la historia, todos quieren leerlo pero a escondidas, que no se sepa.
Igualmente, la comparación que se hace referida a la saga de E. L. James no es en cuanto a lo sexual sino a la relación de poder entre hombre y mujer. Las jóvenes lectoras afirman que desean un Hardin en sus vidas y ven la historia como el modelo romántico del amor. Pero no nos detendremos en la crítica literaria.
Dirige la estadounidense Jenny Gage (“Lenny”, “All This Panic”). La cinta cuenta en su reparto con Josephine Langford (“Wish Upon”) como Tessa y Hero Fiennes Tiffin (“Private Peaceful”) como Hardin, además de Selma Blair (“The Sweetest Thing”), Jennifer Beals (“The Book of Eli”), Peter Gallagher (“American Beauty”) y Meadow Williams (“Den of Thieves”).
Josephine Langford y Hero Fiennes Tiffin están desfasados en cuanto a época. Quizás hace 10 ó 15 años aun se veía como normal ese tipo de personaje que “deja todo por amor”, incluso su misma esencia. Ambos en sus polaridades podrían haber sido más naturales y eso haber definido una identificación del espectador con la historia. Pero el chico traumado mirando a la nada queriendo estar solo quedó antiguo y la jovencita recién salida del cascarón sin saber lo que es el amor romántico y sexual, también.
Selma Blair queda exagerada y casi ridícula (y muy rubia) en el papel de madre soltera sobreprotectora que se entromete ferozmente en la vida de su hija que quiere desplegar alas y comenzar a vivir. Haberla disfrutado en otros trabajos hace que sea difícil hacerlo en este personaje.
“After” es un conjunto de reminiscencias que parecen copias exactas de varias pelis del género. Entre ellas podemos citar a “Grease”, la chica buena que intenta cambiar al chico malo pero que termina dejando que la cambien a ella. Eso sí, sin las coreos pegadizas, sin vestuario de cuero y sin la presencia emblemática de John Travolta. “50 sombras de Grey”, el hombre maduro, sexy y adinerado que conquista, a cualquier precio, a la chica inocente e introvertida. Le enseña lo que es el placer sexual, el sentirse deseadas por primera vez y el abanico de posibilidades de regocijo en lo supuestamente tabú del sexo. En cuanto a “Crepúsculo”, el chico oscuro, solitario y con unos cuantos traumas que se siente “flechado” por la chica nueva, agradable y tímida. Él vistiendo siempre de negro, ella de blanco. Él con la mirada perdida, la de ella enternecida y cegada por el amor. Sobre este film hay una copia fiel a la conocida escena en la que Edward lleva a Bella a su lugar preferido en el medio del bosque, como un secreto entre ellos, el primero de muchos.
Dicho todo esto, queda claro que se podrían hacer películas románticas adolescentes buenas, tocando temas profundos de agenda y con algo de originalidad en sus guiones, pero no. “After” prefiere quedarse en la comodidad de los millones de libros vendidos, en el sabido éxito de taquilla que será y ya. No se esfuerza ni un poco en generar sentimientos en el espectador que parece sumamente desvalorizado por su rango etario.