Arabia

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Un adolescente de clase baja anda en su bicicleta en un espacio abierto, suena una canción y la vida parece bella y amable. Pero pronto la película, en un juego narrativo, dejará a André de lado, su historia y todo lo que empezábamos a saber de él. Un obrero que vive cerca de él ha fallecido en circunstancias que no se explican. André encontrará un cuaderno en el cual Cristiano, el obrero, llevaba un diario íntimo. La película será a partir de ese momento la historia del muerto, con su voz en off justificada por la lectura del diario.

La película describe el mundo de estos obreros que van abriéndose paso como pueden, que trabajan de diferentes cosas, que pasan de una changa a la otra a medida que les va pasando la vida. El gran hallazgo del film es ocuparse de mostrar el trabajo, el lugar de trabajo, pero también la amistad, los pequeños momentos de ocio, los amores, todo lo que forma parte de la vida de un trabajador y que nunca vemos. Así presenciamos algunos momentos luminosos como cuando cantan canciones, o una melancólica pero poderosa historia de amor con una mujer de la que finalmente se separa. Tal vez el momento más interesante en ese aspecto es cuando discute con otro obrero acerca de que es lo más difícil de cargar. Arranca Cristiano afirmando que lo peor son las bolsas de cemento, pero le retrucan que peor es cargar tejas, la charla enumera varias cosas diferentes y así descubrimos que esa ha sido su vida, cargar durante años todo tipo de cosas.

Hay imágenes muy potentes y un gran acierto en abrir la puerta de ese mundo, a punto tal que se le puede perdonar a la película un cierto número de licencias poéticas. Pero donde la película no logra fuerza alguna es en los largos planos de personajes estáticos, sin hacer nada, pero sin que tampoco la película consiga que eso tenga fuerza cinematográfica usando esos momentos.