Araña

Crítica de Bruno Calabrese - Cine Argentino Hoy

Pasado y presente de una Chile convulsionada.

El director chileno, quien ya ha indagado en el tejido social y político de su país en anteriores películas, como “Machuca”, “Violeta se fue a los cielos”, “La Fiebre del Loco” o “La Buena Vida”, viaja a principio de los 70, en una Chile convulsionada, para traernos un vibrante thriller de tinte político con un triángulo amoroso en el medio. Por Bruno Calabrese.

“Araña” no comienza en los 70, su primer visionado nos traslada a 2018. En un Santiago de Chile donde la desigualdad social, con gente durmiendo en la calle bajo una extrema pobreza. Ese arranque nos trae a un hombre recorriendo lentamente las calles en su auto. Esa lentitud se ve interrumpida cuando presencia el robo de una cartera por parte de un joven, al cual empieza a perseguir en una escena impactante y vertiginosa que parece salida de un film de John Frankerheimer, con un final brutal e impactante. Quien conduce el auto es Gerardo (Marcelo Alonso), quien estaba desaparecido hace 45 años. Su aparición despierta el interés de Inés (Mercedés Morán) una influyente empresaria que ve en esa aparición un peligro latente que la llevará a inmiscuirse en la situación y a tratar de mover influencias para que el detenido no ponga en peligro su vida y la de Justo (Felipe Armas), su marido.

A partir de ahí el director nos trasladará al pasado de ese trio, en la juventud de Inés (María Valverde) , Justo (Gabriel Unzúa) y Gerardo (edro Fontaine) desde el momento en que se conocen. Los dos primeros son una pareja de jóvenes adinerados y fervientes guerreros antimarxistas, el tercero en discordia un rebelde lumpen que no soporta las órdenes de nadie. Los tres pertenecientes al Frente Nacionalista Patria y Libertad, fundado en Chile en 1971 con el objetivo de regenerar la patria y acabar con el gobierno de Unidad Nacional.

El Frente Nacionalista Patria y Libertad fue el catalizador de la resistencia anticomunista. De carácter antisistémico y condición de extrema derecha se basaba en en la retórica de vieja y nueva política, y una fuerte identidad nacionalista. Fue clave para llevar a cabo el vergonzoso golpe de estado llevado a cabo por Augusto Pinochet sobre el gobierno del Salvador Allende en 1973. El grupo se desarmó una vez perpetuado el golpe, pero sus referentes aún siguen teniendo poder en la política actual de Chile.

Pero el film no solo funciona como un thriller político, el director diseña un juego de seducción entre los tres protagonistas que hará que la tensión erótica este presente desde el preciso momento en que se conocen. Sobresaliendo en ese juego la actriz María Valverde en el rol de Inés, una joven que no teme a nada, cuyo discurso político firme y provocador genera en Gerardo una atracción que será el eje sobre el cual gire su relación. El triángulo amoroso tendrá consecuencias en las decisiones que ambos deban tomar a la hora de ograr el cometido de hacer caer lo que ellos llamaban el peligro comunista. Esa tensión irá increscendo hasta el esperado encuentro final entre Inés y Gerardo, cuarenta años después, con ella cargando con los problemas psicológicos de Justo.

“Araña” se desplaza de manera rápida, suave y eficiente de un lado a otro en el tiempo sin sentirse desarticulada o incoherente. Se respira un aire añejo al recordado cine político de principios de los años 70 de Costa-Gavras. Comprometido con la realidad del país trasandino, Andrés Wood retrata de manera notable el contexto político y social chileno en los 70, a la vez que transmite con preocupación que ese germen fascista y violento aún sigue presente en la sociedad chilena, pero que se puede traspolar a cualquier otro país.

Puntaje: 80/100.