Araña: Revolucionarios de elite.
El chileno Andrés Wood regresa a la pantalla grande con una historia valiente sobre el resurgimiento del nacionalismo de extrema derecha. Para aficionados al cine político y a los hechos históricos de Latinoamérica, la séptima película del director protagonizada por Mercedes Morán y María Valverde, retrata un hecho que ya ha sido llevado a la ficción, pero esta vez lo hace desde una mirada distinta, donde no se juzga a los personajes ni a sus acciones. “El pasado se hace presente” como reza su tagline, en una dualidad entre 1973 y 2019.
El director vuelve sobre un tema que ya trató en Machuca (2004), los años 70 y el golpe de estado militar de Pinochet, ahora desde otro enfoque. La detención de una persona en la actualidad lleva a rememorar esos años de revolución del grupo de extrema derecha Patria y Libertad, que conspiró para derrocar al gobierno de Salvador Allende. Sus primeras proyecciones en festivales durante el 2019 coincidieron con los enfrentamientos civiles en Chile, sin ser una estrategia sino que sabemos que en América Latina la historia se repite. Una historia cargada de secretos y violencia, que siguen presentes.
Un brutal comienzo: una mujer de clase alta gritando al profesor de fútbol de unos pequeños porque no hace participar a todo el grupo, reclamando justicia; un señor haciendo justicia por mano propia, reventando con su auto a un ladrón que huía con una cartera ajena. A estas 2 personas los une un pasado turbio de pasión, política y odio.
Araña (2019) tiene 2 líneas temporales: la actualidad y los 70. La historia de 3 militantes del grupo paramilitar Patria y Libertad, formados por jóvenes de la alta sociedad chilena, que días después que Augusto Pinochet mandara a ejecutar a Salvador Allende y tomase el poder, se disolvió por decisión de sus propios miembros, con lo que se entiende que ese grupo sólo existía para derrocar a Allende.
En la actualidad, Inés (encarnada de joven por la española María Valverde y en la madurez por la argentina Mercedes Morán) y Justo (Gabriel Urzúa y Felipe Armas) están casados, son profesionales con poder y tienen una vida elegante. Pero el pasado puede salir a la luz cuando aparece en las noticias Gerardo (Marcelo Alonso y Pedro Fontaine), un viejo compañero de lucha. De jóvenes, arengaban violentamente en las calles de Chile mientras tenían una rara relación íntima. De fondo Chile, a principios de los 70, entre Salvador Allende y Augusto Pinochet.
Las actuaciones de María Valverde y Mercedes Morán hacen que su personaje resalte como ningún otro, dando poder absoluto a su condición de mujer, frente a los hombres que las acompañan en las distintas etapas de su vida. La argentina se destaca hablando en “chileno” de manera perfecta, algo que llama mucho la atención apenas comienza la película, además de su actitud cruenta de quien ha vivido como quiso, al costado de lo correcto. La española brilla con su interpretación sexy y combativa a la vez.
Los chilenos Pedro Fontaine y Gabriel Urzúa, como los jóvenes, Gerardo y Justo, respectivamente; y luego, en su madurez, Marcelo Alonso y Felipe Armas, acompañan de forma prolija a las protagonistas. No hay personajes que generen empatía, que sean agradables; todos son violentos y generan rechazo en el espectador, lo cual es una maravillosa estrategia de guion.
Quizás falte cierta profundidad en el análisis de los hechos históricos, pero siendo latinoamericano no hay minuto en el que no se comprenda lo que sucede ya que todos los países de la zona pasaron por lo mismo en esa época. La diferencia de clases y de posiciones políticas está muy bien retratada. El guion tiene semejante fuerza que, de a ratos, no hacen falta diálogos, ya que basta con lo narrado visualmente. No es una película que genere simpatía en el espectador, aunque tiene un ritmo que nunca decae; taladra el pasado político de Chile a partir de una historia de amor y revolución.
Araña (2019) demuestra que el pasado es esencial para entender el presente y prepararse para el futuro. Una historia que recorre dos líneas temporales, con 40 años en el medio, de manera casi documental, donde el pasado siempre persigue al presente. Con un brillante guion de Guillermo Calderón, una excelente dirección de Andrés Wood y las interpretaciones perfectamente ejecutadas, refleja un conflicto social del pasado que aún sigue vigente. Apasionante y dolorosa.