Argentina 1985 es una película muy efectiva, es un filme de una estructura narrativa muy clásica, qué nos podría remitir a filmes de Hollywood sobre juicios, e inclusive hasta en algunos momentos nos hace acordar a La Ley y el Orden, y cuenta la historia ficcionalizada de los pormenores del juicio a las juntas militares que habían gobernado Argentina durante en la última dictadura militar, entre 1976 y 1983, que habían luchado contra la guerrilla terrorista de izquierda, y vencido, pero al hacerlo habían cometido numerosos delitos de lesa humanidad, con miles de actos aberrantes de todo tipo; entre ellos: homicidios, secuestros, desapariciones forzosas, destrucción de cadáveres, apropiación de niños, y las más diversas violaciones a los Derechos Humanos que se puedan ocurrir tanto en delincuentes y terroristas, como en ciudadanos de bien, que por un motivo u otro fueron sospechosos, pero al no haber garantías de debido proceso, sufrían siendo inocentes las mismas aberraciones.
Ese juicio fue muy famoso en Argentina y también fue muy famoso a nivel mundial, entre otras cosas por haber tenido la particularidad de que luego de una dictadura, en vez de haber una amnistía (cómo los mismos militares se habían dado y aceptaba el partido peronista, algo que no sale en el filme), o haber venganza violenta, o algún otro tipo de resolución; en este caso, los responsables, que eran militares, debieron rendir cuentas frente a la justicia civil del país. Algo que fue en el momento, y aún hoy sigue siendo controversial, porque se esperaba que el tribunal que debiera juzgar a los militares sea un tribunal militar, sin embargo, por diversas maniobras legales, que en el film no se explicitan, pero sí se ven que son impulsadas por el presidente Alfonsín, termina aceptando el juicio la Cámara Federal. Esto, en un primer momento, el protagonista que es el fiscal que opera en ese ámbito, Julio Strassera, cree que es algún tipo de maniobra política previa a un arreglo, ante lo cual muestra su más acabado escepticismo; sin embargo, cuando ve que es un hecho consumado, abraza la tarea que le han encomendado, una tarea titánica, de llevar la acusación judicial a los ex dictadores, y promover su castigo a solo meses que hayan abandonado el poder. Junto con un nuevo fiscal ayudante, el joven e inexperto Luis Moreno Ocampo, excelentemente interpretado por Peter Lanzani, y un equipo de jóvenes muchachos que entran a la justicia, empiezan a armar el caso en tiempo récord con la asistencia de la investigación hecha por la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas) que ya había investigado los aberrantes crímenes de la dictadura, y habían hecho un informe expuesto en un libro que se llama Nunca Más, y en base a eso arman y presentan el caso; el cuál es el corazón del filme, que es básicamente una película de juicio.
Las escenas, tanto del juicio, como de la investigación están matizadas a su vez por algunas cuestiones personales de los personajes, y su búsqueda por la justicia, y también de algunos contratiempos, como amenazas de diversa índole, y complicaciones políticas también. La película, curiosamente, tiene mucho humor; sobre todo en su primera hora, dónde por ejemplo les cuesta a los fiscales encontrar agentes de la justicia que no tenga simpatía por la dictadura; a los cuales ellos llaman fachos, y otras situaciones de humor que matizan el tono de filme, frente a la gravedad de los crímenes de los imputados, y de la importancia del juicio; la película podría ser una película muy depresiva, y un rosario de crueldad repulsiva; sin embargo, afortunadamente no lo es, y mantiene la tensión y la mirada del espectador durante todo el metraje, ganando el arte cinematográfico siempre. Y aun cuando sepamos el resultado de esos juicios, la película evita meterse mucho en la política, para que gane el cine, y eso es una gran ventaja a la hora de contar la historia, porque abandona la tentación de ser un adoctrinador filme de propaganda, para revelarse a sí misma como una verdadera película con sentido artístico y termina siendo una verdadera obra de arte sin dudas.
En ese sentido, tanto gente de derecha como de izquierda, o liberales, o apolíticos se pueden sentir identificados con su arte; aun cuando el filme tiene algunas filtraciones la ideología de izquierda, que evidentemente pregonan los guionistas como por ejemplo la forzada e innecesaria mención del número 30.000, de parte de uno de los jóvenes del equipo, que al referirse un personaje a que los jerarcas van a decir que fueron excesos de los subordinados, el joven agrega “Sí, ¿pero 30 mil excesos?”, si bien no dice la palabra desaparecidos, es una clara referencia, que gran parte del público entiende que ese es el número de desaparecidos en un primer visionado. El problema es que siendo que ellos trabajan con el informe de la CONADEP, el mismo dice que son aproximadamente 9.000. Otras escenas con filtraciones ideológicas son la ya mencionada escena de llamar facho a un montón de gente, y también la crítica a la clase media, diciendo que tiene “tradicional tendencia de la clase media a justificar cualquier golpe militar”, y la más forzada de todas, que además desentona, es cuando el fiscal se enoja frente al televisor al escuchar un ministro que presenta el informe de la CONADEP, y lo acusa de parecerse a un comunicado de la dictadura militar, y dice “No, no, pero está culpando a las víctimas, señor ministro” en clara referencia a negar lo que la izquierda llama la teoría de los dos demonios”, que es reconocer que el enfrentamiento de los militares no era con la sociedad o con los que querían democracia, sino con terroristas; más allá de que hubo víctimas inocentes también. Da la impresión como si hubiesen los guionistas siendo un deber moral de negar “la teoría de los dos demonios, pero la realidad fue que hubo excesos, terror y muerte en ambos bandos, y esa violencia no empezó en contra de la dictadura, como muchos dicen, sino en varios años antes, y el decreto de aniquilamiento de la subversión que dio lugar a los infames excesos militares plagados de violación a los derechos humanos, fue firmado en democracia durante el gobierno peronista previo, y ahí sí sale el ex presidente interino Ítalo Luder en el juicio aclarando que aniquilación no significaba literalmente eso, aunque sí significó literalmente eso. Es como que el filme quisiera exculpar a la izquierda y al peronismo de encender la mecha del terrorismo de estado. De todas formas, estos detalles son menores dentro del metraje del filme, y no arruinan la película, y están estos puntos mencionados sobre todo está en el principio de la misma, lo cual hace que la película tome fuerza en el final sin distracciones, y no la para nada.
Argentina 1985 es un film emocionante, qué toma un caso judicial excepcional dónde hay mucho en juego, y eso hace que la trama una vez que arranque sea imparable, con un clímax extraordinario en el alegato del fiscal Strassera interpretado por Ricardo Darín, qué en la vida real ese alegato fue muy bueno, y logra la capacidad de emocionar, (está en YouTube) pero en el film es aún mejor, por muy pequeños detalles que se cambian, y la interpretación brillante de Darín, que es de un Impacto fenomenal, al punto tal que la gente aplaude espontáneamente en el cine, y en las últimas escenas después de eso, la película se hace un poquito larga, porque ya no puede haber algo más emotivo que eso, sin embargo eso no arruina el final y no quita que sea una muy buena película, y además que sea casi obligatoria de verla para todo espectador argentino.
Cristian Olcina