El director Santiago Mitre (“El Estudiante”, “La Patota”) nos brinda lo que resulta ser su mejor película, construyendo un conmovedor thriller político basado en hechos de la historia reciente, en términos de la humanidad, cuando Argentina inicio una transición titubeante de la dictadura militar hacia la democracia, tratando de restaurar una justicia solida e independiente. A vista de los últimos acontecimientos todavía no conseguido. El filme tiene su mayor logro en lo afectivo, en aquello que excede a lo exclusivamente inherente de la narración cinematográfica. Hay un pequeño desequilibrio, posiblemente necesario, entre la ficción construida y el reflejo de los sucesos de aquella realidad. Se siente suficiente