La ficción basada en hechos reales dirigida por Santiago Mitre, se estrenó en algunas de las salas del país, envuelta en un debate sobre cómo debe ser la distribución de las películas nacionales. La narración de este thriller se centra en el histórico Juicio a las Juntas, llevado a cabo 37 años atrás durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Su elenco lo encabezan Ricardo Darín y Peter Lanzani, secundados por Alejandra Flechner, Carlos Portaluppi y Norman Brinski. Por su producción, tema del film e instalación en los medios de comunicación, promete ser un éxito.
Días antes de su estreno, Argentina, 1985 (2022) ya generaba interés en la opinión pública. Y bastante agua pasó por debajo del puente: su paso por el Festival de Venecia, el Premio del Público en el Festival de San Sebastián, la avant premiere con famosos o su selección para representar a la Argentina en los premios Oscar 2023.
Sin embargo había más, por ejemplo, la polémica por su distribución en pocas salas, dado que las principales cadenas de cine (Hoyts, Cinemark, Showcase y Cinépolis) no aceptaron las tres semanas que proponía la productora principal Amazon Prime (otras productoras intervienen también en el proyecto). Productores y elenco tuvieron que salir a aclarar que la película se exhibirá en cines tres semanas (luego continuará) y después se estrena en la plataforma.
Todo lo dicho anteriormente, más el boca en boca, permitió algo que cada tanto sucede. La sala de un cine en una calle porteña estaba llena (probablemente haya sucedido lo mismo en otros espacios). En los días siguientes las redes sociales se encargaron de mostrar las largas filas en otros cines.
¿Qué sucedió en ese espacio oscuro, íntimo, donde el público se sienta a disfrutar de un momento único e irremplazable? ¿Por qué la expectativa por esta obra que sin lugar a dudas será el acontecimiento cinematográfico argentino del año? ¿Por qué se habla de esta obra y no de otras?
La película tiene bastante humor; el término bastante es subjetivo, diferente en su volumen para cada individuo. Sobre los chistes, gracia o ironía de algunos personajes también se habló previo al estreno. Su protagonista, Ricardo Darín, interpretando de forma impecable a Julio Strassera, el fiscal del caso, mencionó en conferencia de prensa que el humor se utilizó para descomprimir entre tanto dramatismo, dar respiro, entre todo ese contexto duro, angustiante, complejo. El humor marca niveles emocionales en la película, sube y baja, marca un ritmo. Es a la vez una decisión estética con la cual se puede estar de acuerdo o no. Lograda, necesaria y acertada en esta oportunidad.
También hay silencio. Un silencio parecido más al respeto por la historia que al suspenso cinematográfico, producto del hecho real y la verosimilitud de la narración.
Además, están las imágenes con sus tonos oscuros. Diálogos y recuerdos lejanos de una época, 37 años atrás, permitiendo recordar los inicios democráticos. O rememorar un poco de cómo se vivía, para aquél que lo vivió. Es una puesta en escena correcta, prolija, en sintonía con el resto de los elementos que intervienen en la construcción de la historia.
En una escena donde se encuentra el otro protagonista, Peter Lanzani, de sólida actuación, interpretando al fiscal adjunto, Luis Moreno Ocampo, su personaje se encuentra en un estudio de televisión. Es entrevistado por un periodista de aquel entonces. Están frente a frente. Uno pregunta, el otro responde. Hay un cambio en el eje de acción. Se ve ahora a los mismos personajes, pero no el decorado del programa, sino el público, al fondo, en la oscuridad, algo así como la penumbra. En esta escena, pública, íntima para la película, Lanzani en el rol de Moreno Ocampo dice “todo lo que el país necesita es respeto y justicia”. Estará quien pueda trasladar esa frase a la actualidad. Tal vez la decisión del realizador sea solo eso, lo concreto, mostrar la zona oscura, donde está ubicado el público. Sombras y tonos oscuros percibidos en otros momentos de la trama y que pueden funcionar como una metáfora visual: los que no están, lo no visto, lo desaparecido.
Es probable que, gracias a este acontecimiento, muchas personas, sobre todo los jóvenes, conozcan algo, mucho o poquito de lo que se trató ese juicio. Tal vez aquí radique uno de los puntos fuertes de la cinta: su valor histórico, su apertura al debate. Tras ello se puede pensar cuánto de todo lo que allí sucede es tal cual cómo fue. No se debe olvidar que se ve esta historia a través de un hecho cinematográfico.
Si se habla de puntos fuertes, es menester mencionar alguno débil. La película tiene cierto tono épico. La banda sonora apuesta a esa cuestión, precisamente la música. Habrá que ver si el espectador coincide o no. Esto también permite plantear si la película tiene un héroe o varios.
Si esto es una crítica y hay que dar una valoración, el mejor puntaje para Argentina, 1985 es el aplauso final que recibe tras su proyección. Se habló, se habla y se hablará de esta película por muchas cosas, pero fundamentalmente porque toca un tema, toca la historia que, de acuerdo o no, une en común a todo un país.