La frase “película necesaria” en una crítica de cine es medio cliché, pero bueno, también puede ser una realidad. Argentina 1985 no solo es un film necesario e imprescindible, sino que también entra en el top ten de los mejores largometrajes realizados en el territorio en las últimas décadas. Es contundente, emociónate, adrenalínico e incluso épico.Y tiene una perfecta lógica que así sea ya que estamos hablando de uno de los mayores
y más importantes juicios en la historia de la humanidad, ni hablar de la historia argentina. Santiago Mitre ejecuta a la perfección una tarea muy difícil ya que condensar en apenas más de dos horas tantos testimonios y personajes históricos no era salgo sencillo.
El guión de Mariano Llinás (también co-escrito por Mitre) es matemático en ese sentido y funciona como un reloj.
Y no por ello es frío, sino todo lo contrario.
Te emociona hasta las lágrimas en más de una ocasión, te indigna y también te hace reír.
Y esa es una de las grandes sorpresas de la cinta ya que nadie se esperaba humor por el
tipo de historia que relata. Pero la dupla Mitre/Llinás cuadraron diálogos muy bien
puestos en momentos claves para descomprimir un poco y también enriquecer aún más
a los personajes.
Y aquí es donde tenemos que hablar de Ricardo Darín, de la que tal vez es la mejor
actuación de toda su carrea y sin dudas la más importante.
Julio Strassera era un hombre con modos (y humor) muy particular y el gran actor
argentino lo elevó, lo convirtió en mito.
El impresionante alegato final, aquel que dependiendo la edad que tenga quien lee esta
reseña lo habrá visto en vivo en archivo. Es una de las escenas más emocionantes de la
historia del cine argentino. Y Darín está a la altura.
Acompaña de manera excelente quien se ha convertido en el actor líder de su
generación: Peter Lanzani. Su interpretación de Luis Moreno Ocampo es soberbia y
descomprime muchas situaciones.
Lo mismo sucede con el reparto de jóvenes fiscales, gran casting de actores y actrices
jóvenes para tenerlos muy en cuenta a futuro.
En cuanto a la producción, debe ser la mejor recreación de época hecha en el cine
argentino, pero más que nada por los detalles y no por su grandilocuencia.
Mitre deja la vara altísima en su propia filmografía y este film recién arranca un
recorrido (Oscarizable) del cual estaremos hablando mucho tiempo.