Un thriller de gran alcance
En medio del cine pirotécnico, muchas veces efectista y sustentado en las imágenes generadas por computadora (y en 3D) que domina la producción hollywoodense actual, subsiste aún (resiste) una concepción más pura y tradicional que tiene al viejo Clint Eastwood como uno de sus últimos estandartes. Ese clasicismo es reivindicado también por otros actores devenidos directores, como George Clooney (uno de los productores de este proyecto) y Ben Affleck, que incursiona por tercera vez detrás de cámara después de las no menos notables Desapareció una noche y Atracción peligrosa .
Actor denostado durante años por su escasa ductilidad, Affleck demostró una gran inteligencia para ya consciente de sus limitaciones expresivas elegir papeles sobrios y, sobre todo, a la hora de seleccionar proyectos que lo tuvieran también como realizador. En este caso, se basó en una historia real que transcurrió en el convulsionado Irán de 1979 y 1980; es decir, en los inicios de la revolución liderada por el ayatollah Khomeini que terminó con la caída y el exilio del sha Reza Pahlevi, dictador aliado de los Estados Unidos. Los seguidores islamistas irrumpieron en la embajada norteamericana y tomaron a su personal como rehenes. Sin embargo, seis de ellos escaparon por una puerta trasera y se refugiaron en la residencia del embajador canadiense.
Si bien esa situación se describe en la primera secuencia del film, lo que cuenta Argo es el plan que ideó Tony Mendez (el propio Affleck), un agente de la CIA experto en "extraer" personas en peligro, para ingresar a Teherán y sacar a los diplomáticos del país. Con la ayuda de dos productores de cine (los hilarantes John Goodman y Alan Arkin) y la supervisión de su jefe (el gran Bryan "Breaking Bad" Cranston), montó la producción de una película de ciencia ficción (una suerte de mezcla entre Star Wars y Flash Gordon ) a ser rodada en? Irán. No conviene adelantar nada más, aunque la historia que el gobierno norteamericano mantuvo en secreto durante casi 20 años fue objeto tras su desclasificación de numerosos artículos periodísticos y hasta de un libro escrito por el propio Mendez.
Argo es un thriller sobre una fuga en medio de un fuerte conflicto de alcance internacional. Nada que no se haya contado con algunas variantes varias veces en el cine. Lo que hace especial al film es la solidez y al mismo tiempo la fluidez y elegancia con que Affleck describe las distintas aristas (desde las íntimas hasta las sociopolíticas) del caso. El director -que contó con el aporte del excelente fotógrafo mexicano Rodrigo Prieto para darles un look "setentista" a las imágenes supo siempre cómo dosificar la tensión, el suspenso, el drama familiar y hasta el humor con una precisión infrecuentes en el cine contemporáneo.
Puede que al film le sobren unas banderas estadounidenses flameando (es, en definitiva, la exaltación del hombre común devenido en héroe anónimo) y que algunos se sientan perturbados por la forma en que los iraníes (vengativos y despiadados) son retratados, pero incluso cuando parece que Argo podría haber caído en algún tipo de exageración o manipulación, allí está la notable escena de créditos finales con las fotos de los hechos reales que la película tomó como inspiración. Esta vez, parece, la realidad fue todavía más extrema que un guión de ficción que Affleck ya definitivamente consolidado como un cineasta de primera línea supo convertir en un impecable film..