Arpón

Crítica de Fernando Sandro - Alta Peli

¿Quién soy yo sin los demás?.

Germán Agüello (el excelente Germán Da Silva) es un director de colegio de esos que disfrutan a pleno de su posición de poder. El autoritarismo que ejerce se ve reflejado en muchísimos detalles, su comportamiento, su forma de pararse, la relación que tiene con los profesores, con los padres, y por supuesto, con los alumnos.

Germán tiene la obsesión, supuestamente por un hecho ocurrido, de revisar la mochila de todos los alumnos, y todos aceptan sin demasiada oposición. La única que parece enfrentarlo es Cata (Nina Suárez hija de Rosario Bléfari y actriz novel pero con un gran futuro) una alumna de 14 años que guarda algo muy extraño en su mochila.

A Cata le descubren una jeringa con colágeno, que inyecta en sus labios para que se vean más voluminosos.

Tras un episodio confuso en un accidente de lago, Argüello deberá hacerse cargo de Cata por una noche frente a la ausencia de los padres. Desarrollándose un juego de tensión muy particular.

En realidad, Arpón nos habla de dos personajes que están tratando de captar la atención, de realizarse a través de la mirada de los demás: Argüello la única forma que conoce para relacionarse es mediante el poder, ejerciendo autoritarismo y supuesto respeto; Nina es un personaje que boya, que pide a gritos esa atención. Este, entre otros temas, serán los que aborde la ópera prima de Spinoza.

Mucho en envase simple:
Muchas veces, los productos de calidad más alta o premium, suelen venir en presentaciones abstractas simples, minimalistas. No necesitan de grandes adornos, presentaciones o envoltorios para venderse.

Arpón tiene una puesta en escena a primera vista sencilla. Mucha utilización de cámara en mano, primeros planos, locaciones acotadas, y una cantidad de recursos que no es la de las grandes producciones.

Sin embargo, esta escasez de recursos la toma a su favor para construir un lenguaje propio, como el uso de cámara en mano con planos de cerca. La cámara se ubica a la par, como si estuviese al lado o detrás del personaje, espiando sus movimientos y observando su conducta. Esto que en un primer momento parece simple y hasta detenta una falta de posibilidad para algo más amplio, se convierte en puro nerviosismo personalísimo.

Es Arpón una película de relaciones, y en esas relaciones que teje, no solo la de Argüello con Nina sino la de otros personajes (como la profesora que compone Ana Celentano con Argüello y con los alumnos), es donde mayor riqueza adquiere.

Da Silva y Celentano brillan como en cada película y obra en la que participan. Quien sorprende es Nina Suárez, con una madurez interpretativa llamativa para alguien tan joven y además novel.

Quizás en ese empeño por querer abarcar variadas temáticas, Arpón se dispersa un poco, comienza hablando de algo para decantar en otra cosa, y se la siente como argumentalmente demasiado ambiciosa. Pero en centro, cuando focaliza, y pone el ojo en los personajes, gana cuerpo y sustancia.

Conclusión:
Tom Espinoza da un muy logrado primer paso en el mundo del largometraje con Arpón, una película pequeña, de mucho clima y atmósfera, potenciada por grandes interpretaciones y un centro argumental muy atractivo. Quienes pretendan parafernalia y pirotecnia, deberán buscarla donde no haya tanto contenido.