La ira de Aguirre, el director
En”Arpón”aparecen varias historias por contar, pero sólo se cuenta una de ellas y no se la cuenta bien o la historia presume una expectativa superior a lo relatado. De Silva interpreta al director de un colegio del agreste conurbano bonaerense donde los alumnos y los profesores hacen lo que pueden, en un micromundo no tenido demasiado en cuenta por nadie. Las opciones son tan escasas como el asfalto y la buena iluminación en el barrio que rodea al colegio. Vale aclarar que la escuela en cuestión está atravesada por la marginalidad y la violencia, y su director, Aguirre, un hombre de doble vida -rígido durante el día y yendo de putas por las noches- es sobre todo un violento, y dicha violencia la ejerce todo el tiempo contra el que sea. Aguirre, también, parece vivir obsesionado por encontrar droga en las mochilas de los alumnos y tiene entre ojos a una chica que se niega a abrirle su mochila. El eje del filme pasa por esta relación. Aguirre no parece un director de escuela, tiene un perfil más cercano a un militar retirado. Es difícil saber si hay directores de escuela parecidos a él. “Arpón” amaga en un momento con transformarse en un thriller pero el relato se diluye rápidamente por culpa del guión.