Una buena idea que termina naufragando. Un filme que no logra generar ni un solo clima de suspenso y que se ve perjudicado por la interpretación de Pablo Echarri, inexpresivo como pocas veces se lo ha visto en la pantalla.
Obviamente no es el único punto en contra, hay poco oficio desde la dirección para generar tensión, usando los efectos de sonido más para golpes de efecto gratuitos que para acompañar la tensión. Una prueba de lo tediosa que termina siendo la cinta es que a pesar de que el metraje dura ideales 85 minutos, la experiencia de verla se hace eterna.