Impulsos que no se sienten
La directora Sandra Gugliotta incursiona en el thriller psicológico y policial con un relato que, siguiendo la línea de los films Tesis sobre un homicidio y Betibú, combina un caso policial con la novela de investigación periodística y ciertas obsesiones (demasiado) parecidas a las de Bajos Instintos (Basic Instinct, 1992).
Arrebato centra su historia en Luis Vega (Pablo Echarri), un escritor de novelas policiales y profesor de literatura, a quien le proponen para su próximo libro abordar un caso mediático de asesinato de un dentista llamado Grotzki.
Su investigación lo llevara a involucrarse con la viuda (Leticia Brédice) y principal sospechosa de Grotzki, que lo introducirá en un mundo de prácticas sexuales desconocidas.
Con un comienzo prometedor, en el que el profesor habla a sus alumnos (cual espectador) sobre los principios del relato de ficción y la importancia de comprender la psicología de los personajes, Arrebato prepara al público para un relato donde la paranoia, el suspenso, los triángulos amorosos y mentiras verdaderas serán sus protagonistas.
Pero lamentablemente aquella charla inicial del profesor queda en el olvido. Si bien Arrebato cumple con rasgos característicos del género falla en su primer eslabón, la identificación del público con sus personajes.
Uno no logra identificarse con el profesor que es el eje central del relato, Pablo Echarry no da tal vez con el "fisic du rol" de escritor y profesor y no logra transmitir sentimiento o emoción alguna aún en situaciones extremas, y a partir de allí todo lo demás nos será ajeno como espectador.
El relato nunca logra generar verdadera tensión, el suspenso es casi nulo y, si bien el guión esquiva algunos lugares comunes, está repleto de escenas que no conducen a nada y diálogos que se vuelven redundantes haciendo tempranamente predecible su resolución.
Promediando el final, la intrascendente obsesión del escritor por entender la visión de los asesinos corre el eje de la trama y hace quedar en el olvido tanto al disparador de la historia como su relación con la viuda.
Leticia Brédice, como la excéntrica y sospechada viuda (estilo Sharon Stone) que con sus encantos despertará lo más oscuro del escritor, que aparece y desaparece sin dejar rastros, las breves apariciones de Gustavo Garzón como tenaz fiscal, Claudio Tolcachir, como el editor de Vega y una destacada Mónica Antonópulos como la sufrida esposa de Vega, completan un reparto cuyas buenas actuaciones hacen transitable el relato pero en el que nunca podemos conectarnos con sus protagonistas.