A lo largo de los años arriaron sus animales por la montaña. Pero esa costumbre debió adaptarse a las propuestas económicas del presente. Su mundo es extremadamente simple para la mirada vertiginosa de la ciudad. Trabajan día a día para generar un plato de comida y de ninguna manera contemplan otro lugar para vivir que no sea su montaña. Ahí nacieron, ahí van a morir. Tan solo dos horas de auto los une con Santiago de Chile. Tan cerca, Tan lejos.