Dirigido y protagonizado por Kenneth Branagh, Asesinato en el Expreso de Oriente es una remake del clásico de 1974 y está basado en la novela homónima escrita por Agatha Christie.
Hercules Poirot -Branagh-, el detective belga de gran bigote y olfato para resolver casos policiales, planea sus vacaciones a bordo del Expreso de Oriente, que va de Estambul hacia Londres. Sin embargo, el descanso se ve interrumpido cuando uno de los pasajeros es asesinado a puñaladas y, como si fuera poco, el tren queda varado luego de una avalancha de nieve en el medio de las montañas.
Con este esquema que coloca el misterio en primer plano, se enciende una investigación en este relato que esconde varios interrogantes, pasado tortuoso y acumula a los doce sospechosos que viajan en el tren.
Asesinato en el Expreso de Oriente remite al cine policial clásico, con sus tiempos y explicaciones, una puesta casi teatral y un gran pulso narrativo impreso por Branagh para convertir al espectador en un pasajero más. Su cámara recorre pasillos, persigue de espaldas a figuras escurridizas y las tomas cenitales convierten a todos en "presas" de un mal mayor.
Como en toda novela de Agatha Christie se acumulan detalles, interrogatorios y la inteligencia y el humor de Poirot para dejar al descubierto al asesino de turno en una trama que va uniendo el pasado de los personajes a manera de un rompecabezas, donde la venganza toma cuerpo, y es potenicada por los flashbacks sobre los minutos finales.
Con un elenco de lujo que cumple con las expectativas de la historia, viajan en el Expreso: Johnny Depp como el cruel y elegante señor Ratchet; el mayordomo encarnado por Derek Jacobi; la viuda personificada por Michelle Pfeiffer; la princesa, a cargo de Judi Dench; además de Penélope Cruz y Willem Dafoe.
Con un magnífico escenario nevado de fondo, reconstrucción de época, un comienzo enigmático en el Muro de los lamentos, en Israel, y un final que anticipa Muerte en el Nilo, el siguiente caso de Poirot, la película llega en un momento en que el cine necesita recuperar la atmósfera de los relatos clásicos.