Si se evitan comparaciones la nueva versión resulta un espectáculo recomendable
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Ahora que “Asesinato en el Expreso de Oriente” acaba de entrar en su sexta semana de exhibición en Argentina, superando ya levemente los 300.000 espectadores, es posible hacer un balance comercial (también artístico) del film basado en una de las más célebres novelas de Agatha Christie.
Inevitablemente ello nos llevará a comparar esta versión con las más célebre anterior, conocida en Argentina como “Crimen en el expreso de Oriente” y dirigida por Sidney Lumet en 1974.
La ahora emprendida por Kenneth Branagh no puede rivalizar en cuanto al nivel de intérpretes con la antes mencionada, integrado por Albert Finney (Hercule Poirot), Lauren Bacall (Caroline Hubbard), Sean Connery (Arbuthnot), nuestra reciente visitante Vanessa Redgrave (Mary Debenham), Anthony Perkins (McQueen), Jacqueline Bisset (Condesa Andrenyi), Michael York (Conde Andrenyi), Colin Blakely (Hardman), Rachel Roberts (Hildegarde Schmidt), Wendy Hiller (Princesa Dragomiroff), Richard Widmark (Edward Pachett) y “last but not least” Ingrid Bergman (ganó Oscar por actriz de reparto), John Gielgud, Martin Balsam, George Coulouris y Jean-Pierre Cassel.
De sólo leer esos nombres, mayormente famosos, se comprende que era casi imposible emular la hazaña de Lumet de incluir a todos ellos en una misma película.
El comienzo de “Asesinato…” es divertido y no respetuoso de la novela al transcurrir en el Muro de los Lamentos, Jerusalem, una ciudad tan “mediatizada” en este momento gracias al lamentable Presidente actual de los Estados Unidos.
El grueso de la trama, como era de esperar, transcurre en el célebre tren, primero en movimiento y luego detenido por un alud. Es tal el descarrilamiento acaecido, que a este cronista le resulta difícil imaginar cómo podrían haber hecho en 1934 (año de la acción) para volver a encarrilarlo. Dejando de lado esa posible incongruencia y alguna/s libertad/es más que el realizador-actor se toma, los diálogos y planteos sobre el posible asesino de Ratchett (poco lograda caracterización de Johnny Depp) logran entretener.
Las críticas tanto locales (“Todas las críticas”) como internacionales (“Rotten Tomatoes”, por ejemplo) han sido poco benévolas, lo que no necesariamente se comparte. Que el bigote de Poirot (Branagh) sea excesivo para algunos críticos no le quita gracia al personaje.
Que los diálogos, por momentos, parezcan extraídos de una obra de Shakespeare sólo podrán irritar a un purista o muy adicto a las obras de la autora de “Sangre en el Nilo”. Y a propósito de esta última valga la aclaración que al finalizar la película que nos ocupa a Branagh/Poirot le proponen un nuevo trabajo en Egipto, con lo que se viene seguramente, como indica IMDB, una remake también dirigida por el realizador que debutó con “Henry V” y también hizo una de las tantas versiones cinematográficas de “Hamlet”.
El actor teatral Tom Bateman, ya dirigido por Branagh en su “Mucho ruido y pocas nueces”, sorprende en el personaje de uno de los empresarios del Orient Express (Bouc), mientras que en otros de los cambios respecto a la versión de Lumet el ex coronel Arbuthnot (Connery) aquí es médico y de raza negra.
Judi Dench (princesa Dragomiroff), Derek Jacobi y sobre todo Michelle Pfeiffer (Caroline Hubbard) le dan cierta jerarquía actoral al film. En menor nivel se colocan las interpretaciones de Penelope Cruz (Pilar Estravados), y Willem Dafoe (Hardmann). En cuanto a Daisy Ridley, su Mary Debenham es digna, sobre todo si se considera que debe cubrir al personaje que tenía Vanessa Redgrave en la anterior. A propósito, la joven Ridley tiene un rol central como Rey en la nueva “Star Wars: los últimos Jedi”.
Como ya se señalara, la crítica no ha ayudado mucho a la carrera de “Asesinato en el Expreso de Oriente”, pero en cambio el “boca en boca” parece ser muy favorable. Ya en su sexta semana continúa entre las más vistas y si bien nunca ocupó la posición tope, estuvo en segundo lugar durante sus tres primeras semanas. Otras que en ese periodo estuvieron primeras (y llevaron más espectadores) como “Thor:Ragnarok” y “Liga de justicia” están o estarán pronto por debajo de este espectáculo francamente recomendable.