Mitch Rapp es un héroe de acción literario, en la línea de Jack Reacher y Jason Bourne, que tuvo una enorme influencia en la concepción del agente Jack Bauer en la serie 24.
De hecho, su creador Vince Flynn fue uno de los consultores del programa protagonizado por Kiefer Sutherland y hasta su muerte ocurrida en el 2013 llegó a publicar 16 novelas con este personaje.
Al igual que los enredos de Bauer, las aventuras de Repp se centran en la temática del terrorismo y Misión venganza es la trama que narró en la literatura sus orígenes.
La película fue dirigida por Michael Cuesta, responsable de las series Dexter y Homeland, quien hace unos años estrenó El mensajero, un buen thriller con Jeremy Renner.
En este caso se concentró en el género de acción y presenta un film decente que tiene sus mayores virtudes en los trabajos de Michael Keaton y Dylan O´Brien, quien resulta una revelación en el rol del agente de la CIA Rapp.
Pese a que en este caso el personaje es mucho más joven que en su versión literaria, el protagonista de Maze Runner es completamente creíble en rol y se desempeña muy bien en las secuencias de tiroteos y peleas.
O´Brien tiene carisma y entabla una buena dupla con Keaton, quien le da jerarquía al reparto de este film donde tiene muy buenos momentos.
Los aficionados al género encontrarán en la película la participación de Scott Adkins, uno de los grandes héroes de acción del cine clase B de estos días.
Aunque Adkins es una figura que sobresale en el terreno de las artes marciales en esta producción no tuvo ninguna chance de lucirse y su papel es muy limitado.
En lo referido a los aspectos técnicos, Asesino: Misión venganza es una película bien realizada con secuencias de peleas y tiroteos cuidadas que se fusionan perfectamente con el suspenso que Cuesta intentó darle a su narración.
El problema con este film es que tiene un exceso de testosterona que hoy en el infumable mundo de la corrección política de 2017 queda fuera de lugar.
Al no contar con un manifiesto feminista en su argumento o un conflicto que aspire a promover un mensaje a favor de la diversidad racial, Mitch Rapp es un héroe antiguo con grandes chances de ser destruido por la crítica sabia e iluminada.
De hecho, ya ocurrió en Estados Unidos donde calificaron al film de "repulsiva fantasía machista".
Sin embargo, para los seguidores del género que buscan disfrutar una buena película de tiros, sin la necesidad de reflexionar sobre el sentido de la vida, creo que es una opción para tener en cuenta y no defrauda.
No van a encontrar una propuesta del nivel de Atómica o Baby Driver pero se deja ver y ofrece un pasatiempo ameno.