American Assassin es un tipo de proyecto demasiado visto. Un thriller de acción con un mortífero agente que excede las expectativas de sus superiores, pero al que no le gusta la cadena de mando y tiene una agenda propia. Mitch Rapp es Jason Bourne con pasado. Y no demuestra mucho con lo que sobresalir en su primer paso a la pantalla grande, uno que se espera de pie a una saga debido a que es el protagonista de 12 novelas. Su salto a los cines es en el marco de una película algo competente y predecible, con ciertos elementos de interés y poco que la pueda diferenciar de otras tantas compañeras de género.