Michael Keaton en su papel de mentor y consejero es de lo mejor de toda la película. Dylan O'Brien cumple a la perfección su rol con una actuación para el aplauso.
De un tiempo a esta parte, las películas con enfoques “anti-terroristas” se han vuelto moneda corriente. Uno de los detonantes de esto fue el atentado del 9/11 cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo. A partir de este suceso, la industria cinematográfica norteamericana, que sabe como aprovechar hasta las mas dolorosas desgracias, ha transmitido incontables films que hablan de terrorismo, patriotismo y de como ellos se ven perjudicados por las creencias religiosas de los de oriente.
En esta ocasión, Asesino: Misión Venganza (American Assasin 2017), cuenta la historia de un joven llamado Mitch Rapp (Dylan O’Brien) cuyo mundo se le es arrebatado de las manos gracias al ISIS. En diferentes ocasiones y momentos de su vida, ciertos hechos vinculados al terrorismo han forjado la personalidad de Mitch, haciéndolo un tipo irascible, irreverente, indomable y con una sed de venganza impresionante. Por esto, el personaje en un arrebato de locura y de justicia por mano propia, decide ponerle fin a la entera organización terrorista, sin tomar conciencia de las consecuencias.
Pero claro está que el no podrá hacerlo sólo y ahí es donde aparece la sabiduría, experiencia y sobre todo, la voz de mando de Stan Hurley (Michael Keaton), un ex combatiente de SEAL que tuvo que luchar en la guerra fría y ahora trabaja como entrenador de equipos especiales de la CIA. Dicha agencia, comandada por Irene Kenedy (Sanna Lathan) posan sus ojos sobre Mitch y son ellos quienes depositan en el campo de entrenamiento anti-terrorista de Hurley. Entre agentes, dobles agentes, pactos secretos y demás chanchullos, los protagonistas se encontrarán con más de un obstáculo y hasta descubrirán que antiguos fantasmas del pasado están involucrados.
Desde el punto de partida parece una historia ya contada, pero tiene un aire fresco, novedoso e ingenioso para empezar el relato. En esta oportunidad los protagonistas tienen algo que los motiva a actuar como lo hacen a lo largo de toda la película, sin caer en los lugares comunes en los que suelen terminar estas historias, esta producción se la juega por una vuelta de tuerca más para transmitir desde el mismo lugar, otra cosa. Aún así, el desarrollo del film hace que se pierda de vista el punto inicial y ese primer espíritu se va diluyendo y es ahí es cuando todo se vuelve más predecible.
Michael Keaton en su papel de mentor y consejero es de lo mejor de toda la película, porque no solo debió ser un “segundo padre” para Mitch sino que también debió corregirlo y moldearlo para que este pudiese quedarse en la CIA. Dylan O’Brien cumple a la perfección su rol con una actuación para el aplauso. Gracias a su interpretación, se puede sentir todo lo que pasa por la cabeza de Mitch y así poder entender porque actúa como lo hace.
La parte más floja de la película es su desarrollo confuso (aunque entretenido) en donde el punto de partida inicial se va perdiendo por completo y brinda la sensación de que el film termina abriendo dos historias en una misma película. Si bien Asesino: Misión Venganza no termina siendo más que una peli de acción para pasar el rato, el realizador podría haber aprovechado de mejor manera la buena primera impresión de su obra.