Violenta, inverosimil e innecesaria.
Seguramente alguien podrá explicar cual es el motivo por el que se realiza una película tan poco creativa. Yo por el momento no logro comprenderlo.
Un joven ha sido entrenado en un templo para convertirse en un asesino implacable y prácticamente invisible. Nunca se ha preguntado por el sentido de todas las muertes infringidas. Sin embargo, siempre tiene que haber un sin embargo para que se pueda inventar una historia que de sustento a una película, en una ocasión decide no cumplir con el mandato que le ha sido asignado para cometer un nuevo asesinato.
Así descubre el verdadero sentido criminal y económico que se esconde detrás de aquel que consideró su maestro espiritual.
Mientras esto ocurre, una insignificante burócrata de la policía europea detecta algunos movimientos económicos significativos asociados a asesinatos cometidos por ninjas. Así, ella será sentenciada a muerte por la organización.
La película es una larga y sangrienta sucesión de enfrentamientos de luchadores ninjas, todos contra uno, destinados a matar o proteger a la joven policía.
La película no parece tener ni una pizca de parodia sobre lo inverosímil o los disparates espacio temporales sobre los que se monta la historia. Esto es lo peor, la propia película parece tomarse en serio. Y esto es algo aun peor que la vieja, sangrienta y anquilosada historia de los asesinos ninja.