Muerte en la sombra
Nuevos efectos para una convencional historia de artes marciales.
Asesino ninja es un extraño producto, en su mezcla de ambición y convencionalismo. Realizada por el director de V de venganza y producida por los hermanos Wachowski (Matrix), el filme posee el acabado técnico de una superproducción: las escenas de acción tienen efectos de última generación y la puesta en escena está cuidada a la manera de un "tanque". Pero, en el fondo, no es más que una versión aumentada de las películas de artes marciales de los '70, y sin la simpatía que tenían aquellos filmes de evidente clase B.
En lo que parece un producto pensado para el desembarco en Hollywood de la estrella coreana Rain (que actuó con los Wachowski en Meteoro), el hombre encarna a Raizo, un brutal asesino ninja educado en las cruentas tradiciones del Clan de los Nueve. Moviéndose entre las sombras, puede matar a decenas de personas en segundos y con una brutalidad y eficiencia que envidiaría todo el universo de Marvel Comics.
Cuando una agente de inteligencia, Mika (Naomie Harris), descubre la actividad de los comandos ninja y sospecha su función como un imperio mafioso, empieza a ser perseguida por estos "hombres de negro". Pero como la historia se cuenta en dos tiempos -la educación ninja de Raizo y su situación actual- nunca sabremos bien para qué lado él juega. ¿Querrá acabar con la investigación y cuidar a su clan? ¿O el pasado lo dejó con alguna deuda pendiente a resolver? Teniendo en cuenta que el filme es la plataforma de lanzamiento de Rain, uno puede suponer más o menos lo que sucederá.
Asesino ninja dedica la mayor parte de su metraje a decenas de desmembramientos "cool", a brutales entrenamientos y a frases de confusa "filosofía oriental" dichas sin el guiño cinéfilo de Kill Bill. Y más allá de poseer algunas intensas escenas aprovechando el uso de la oscuridad (elemento esencial para el accionar silencioso de los ninjas), la película terminará siendo sólo una versión "hi-tech" de esos viejos programas dobles de cine de barrio de los '70 (o de Sábados de Super Acción) hecha por un equipo que parece creer que nadie se va a dar cuenta. O que no le va a importar.