El desmemoriado Liam Neeson.
Puntualmente nos llega una nueva película del actor irlandés Liam Neeson que, como no podía ser de otra manera, vuelve a interpretar a un antihéroe renegado. Hay una inquietud que sobrevuela por aquí: ¿es tan mala como aparenta?
A ver, entiendo que hay actores que están encasillados pero aún así se sienten cómodos en sus roles. No hay ningún problema con ello, pero también deberían tomarse el trabajo de aportar algo nuevo a lo que ya nos tienen acostumbrados.
Afortunadamente Liam Neeson está lejos de caer en el síndrome Steven Seagal o Jean-Claude Van Damme, por compararlo con paladines del género de otra época, ya que se trata de un actor de formación clásica que un poco por accidente termina dando vida a estos personajes de acción. Si alguien pone en tela de juicio sus condiciones ahí está para ver y rever su magistral interpretación de Oskar en La lista de Schindler (1993) por la que Tom Hanks le sopló un Oscar que también hubiese merecido.
En la cinta tenemos a Alex, un asesino a sueldo que tras negarse a cumplir un trabajo se convierte en objeto de caza. Quién y por qué está tras él, son algunas de las preocupaciones con las que debe lidiar nuestro protagonista que, enfermo de Alzheimer, cuenta con un deterioro neurológico inédito en esta clase de relatos. Así las cosas, encontramos tintes de Memento, aquella recordada película de Christopher Nolan de 2000, en esta por lo demás convencional propuesta de acción.
Casualmente quien acompaña a Neeson es Guy Pearce, quien había protagonizado la cinta de Nolan, además de Monica Belucci en el rol antagónico, dirigidos por el experto Martin Campbell (Casino Royale, El implacable).
Adaptada del libro belga «De Zaak Alzheimer», el filme a su vez es la remake de un filme de 2003, donde la acción en este caso predomina con creces.
En definitiva Memory, o Asesino sin memoria es un producto comercial sin pretensiones que pese a la vuelta de tuerca, antes mencionada, ofrece sólo variaciones de lo mismo por parte de Neeson.
Tal vez en esta ocasión el actor de Rob Roy (1995) debería tomarse aquel descanso que había anunciado tras Búsqueda Implacable 3 si no quiere caer en la misma repetición. En sintonía con su rol en Asesino sin memoria… ¿lo habrá olvidado? De insistir quizás algún cambio de género no le vendría mal.