LIAM NEESON (SIEMPRE) VUELVE
Vuelve Liam Neeson con otro thriller de acción y venganza ambientado en un mundo cruel e injusto, algo próximo a la mítica saga de Búsqueda implacable (fundadora de una nueva etapa de este género fílmico), aunque menos dispuesto a la espectacularidad y más a la introspección. En lo que no es difícil interpretar como una nueva etapa de Bryan Mills, el héroe de acción de aquella serie de películas, Neeson realiza en Asesino sin memoria una actuación que sostiene algunas de las cualidades más intimidantes de dicho personaje, pero que también introduce una faceta nueva, más vulnerable, puesto que el asesino a sueldo que protagoniza la historia es un hombre de edad avanzada y que padece además algunos síntomas de un creciente Alzheimer. El concepto detrás del personaje es interesante, y lo que resulta más atractivo del largometraje de Martin Campbell es la interpretación del actor británico, al que le dan escenas suficientes para trabajar estos matices, y lo hace realmente bien.
La película nos muestra, entonces, dos tramas simultáneas vinculadas a una serie de crímenes: por un lado nos posicionamos desde el lugar de un sicario que, en uno de sus trabajos, se niega a asesinar a una menor y, tras enterarse de que detrás de ese encargo yace todo un sistema de tráfico infantil, deviene justiciero y vengador; por el otro lado, tres policías del FBI intentan resolver la serie de homicidios que comienzan a sucederse, mientras las estructuras de poder económicas y políticas involucradas limitan su capacidad de acción. Una narración sencilla y nada novedosa si le quitamos el componente del Alzheimer del personaje de Neeson, que es lo que la película utiliza para distinguirse de tantas otras iguales, desde su título y sus materiales promocionales. Sin embargo, la cuestión de la pérdida de memoria resulta prácticamente inconsecuente para el desarrollo de la trama, y esta es una pata que sin duda falta en Asesino sin memoria. Si plantear la existencia algo contradictoria de un asesino a sueldo que al mismo tiempo es un pobre tipo con Alzheimer buscando algo de redención es una de las cosas que hay que hacer con la premisa, la otra es intentar utilizar la condición de “punto de vista no confiable” (que deriva de la noción de narrador no fiable) para enriquecer la trama a partir el cómo y el qué de la información que recibe el espectador y desde los potenciales elementos simbólicos y metafóricos que se desprenden del concepto.
En este sentido, Asesino sin memoria es una película decepcionante. Lo es, también, desde varios de sus aspectos técnicos, principalmente varias actuaciones al nivel de una película de bajo presupuesto, a excepción del ya mencionado Neeson y de Guy Pearce, que encarna correctamente a un personaje pobremente escrito (me pregunto si el casteo tendrá algo que ver con su interpretación de un investigador con problemas de memoria en la muy celebrada Memento), pero también un montaje y una dirección poco inspirados, salvo por una buena escena final. Es difícil recomendar Asesino sin memoria, pero el trabajo de uno de los más grandes héroes de acción modernos termina por elevarla bastante más alto de lo que merece.