Los últimos cartuchos de Liam Neeson
Muy cómodo en el encasillamiento, Liam Neeson no se anima a salir del bucle infinito de anti héroes renegados que le forjaron un nombre de peso en el cine de acción.
A esta altura de su trayectoria -y después del boom de taquilla que generó la trilogía Búsqueda implacable- es imposible no asociar a Liam Neeson con el género de acción. La paleta interpretativa es siempre la misma y sin importar cuál sea la aventura en cuestión el anti héroe renegado hace acto de presencia en la pantalla grande para reventar cráneos, repartiendo trompadas y quemando amenazas. Asesino sin memoria no sale de la fórmula comentada, a pesar de reunir un atrayente elenco y regalar un par de tímidos esbozos de creatividad, que buscan salir de lo trillado.
Luego de rechazar un trabajo para una peligrosa organización criminal, un asesino de gran reputación (Liam Neeson) se convierte en objetivo. Para evitar ser cazado, Alex deberá descubrir quiénes le pusieron precio a su cabeza. El problema adicional es que este asesino está lidiando con dificultades en su memoria y estas ponen en riesgo cada uno de sus movimientos. Desde el inicio se genera un problema de credibilidad con el conflicto a desarrollar (los problemas de salud del sicario) y aunque los diálogos bobos poco ayudan a intensificar el drama, ver a Neeson achurando villanos anula cualquier interés por el personaje.
El problema central de Asesino sin memoria reside en la cantidad desmedida de minutos que usa para entrelazar todas las líneas argumentales en una sola que dé sentido a la película. Es un proceso largo y tedioso hasta la explosión de acción. Por otro lado, Guy Pearce y Monica Bellucci, talentosas estrellas de cine, recitan sus líneas como robots sin sentimientos y refuerzan el tono monocorde de la historia.
Sobre el final, el director Martin Campbell toma un camino inesperado y el interés se renueva. Son pocos minutos que levantan una trama defectuosa y la convierten en un entretenimiento aceptable. Si está hambriento de filmes de acción y o es fanático/a de Liam Neeson puede ir tranquilo al cine: a fin de cuentas, es casi la misma vieja y repetida fórmula con un título diferente.