Ashton Kutcher parece haber encontrado la fórmula para sentirse cómodo en determinado tipo de películas y, a pesar de haber incursionado alguna vez en un terreno más dramático (Guardianes de alta mar, Efectos personales) siempre vuelve a lo que (supuestamente) mejor sabe hacer. Lo que sucede es que elige pésimos guiones y, si bien las producciones de las que participa son importantes (por elenco, por locaciones, por puesta en escena), cuando no hay una buena historia bien contada, ningún efecto especial puede salvar ninguna película. En este caso su protagonismo está mano a mano con Katherine Heigl (Grey´s anatomy, 27 bodas); ella es una informática que viaja con sus padres a la Costa Azul tras una disolución de pareja. Allí conoce a un sexy hombre, un espía del gobierno que le oculta su verdadera identidad. Pocos años más tarde se casan y empiezan una nueva vida en un barrio suburbano. Alejado de su arriesgado trabajo, al joven no tardará en venírsele en contra, y deberá huir de sus enemigos, involucrando a su flamante mujer.
Sin aportar nada nuevo al subgénero que mezcla acción-romance y comedia, más que trepidantes escenas de persecuciones y sex appeal (ya lo había hecho mejor James Cameron con su “Mentiras verdaderas”), la pretendida comicidad se centra en la incompetencia de la mujer para enfrentar los peligros.
El joven director Robert Luketic, responsable de "Legalmente rubia", "Una suegra de cuidado", "21, blackjack" y "La cruda verdad", también parece haber encontrado una línea de dirección en la que se siente mejor...
Tom Selleck y Catherine O’Hara aportan desde un rol secundario sin salvar del bodrio a esta repetitiva historia.