Jason Statham y diez más
La última película que vi con dos actores de renombre mas el “Dios” Robert De Niro fue La revelación. En aquel caso, Milla Jovovich, Edward Norton y De Niro eran cómplices en la composición de un bodrio insufrible y fallido. Lleno de lugares comunes idiotas y personajes fuera de registro. Salvo en participaciones como el bestial senador que interpreta en Machete, el gran Robert suele inmiscuirse en artefactos como La revelación. En el caso de Asesinos de élite, por suerte, se rompe esa tendencia.
Aquí el trío estelar Robert De Niro, Clive Owen y Jason Statham está bien aprovechado por el ignoto Gay McKendry, cumpliendo cada cual un rol equilibrado y acorde a la historia.
Danny (Statham) y Hunter (De Niro) son amigos y sicarios. Sin embargo, el primero decide retirarse del negocio porque ya no puede con su conciencia. Todo va bien para Danny, hasta que se entera de que Hunter fue raptado por un jeque árabe por no haber cumplido con un “trabajo”. Danny intentará salvarlo.
Lejos de toda originalidad es un argumento simple, concreto y contado unas cuantas veces. Pero que McKendry aprovecha al máximo tomando algunas buenas decisiones. La primera es hacer que Statham sea quien se lleve la película a cuestas. El tipo es hoy, sin duda, el heredero y reemplazante de todos aquellos héroes de acción que florecieron en los años ochenta, hablando del trío principal compuesto por Stallone, Schwarzenegger y Willis (con mas coincidencia con el último y no porque ambos sean pelados), de hecho su papel en Los indestructibles es el de más trascendencia, luego del de Stallone claro. Aquí compone a Danny, alguien que busca redención saliéndose de su actividad, pero la realidad le demostrará que todo aquello es ingenuidad, y que la moral y la justicia no son reglas en su mundo. Danny es un tipo peligroso, hábil, y feroz cuando se ve acorralado, típico personaje hecho a la medida de Statham que simplemente tiene un carisma particular para trabajar en este tipo de films, además de una espléndida capacidad física.
Lo otro que juega a favor de la película es que transcurre en los 80’s, momento donde el mundo era absolutamente diferente por razones socio-políticas obvias y donde estas historias de violencia, corrupción, multimillonarios árabes y asesinos salvajes cuadran mucho mejor. El universo que Asesinos de élite se crea contiene por un lado una lógica de mundo hostil y rudimentario, donde sus personajes se mueven con fluidez, y donde el exceso de fuerza y poder tiene sentido. Y por otro lado hace casi un nostalgioso homenaje a aquel reciente y feo pasado que generó buenos films de acción tantas veces maltratados por crítica y público en general, pero que hoy son reivindicados porque, en principio, su bajada de línea política ya resulta ridícula y además porque enseñaron mucho acerca de cómo filmar a ritmo frenético y cómo orquestar escenas acción.
Y quizás me estoy olvidando de McKendry, un tipo que demuestra con este film cómo se puede seguir explotando un género tan abarrotado de ejemplares fallidos. Como realizador evidencia destreza, decisión y un gran pulso, porque es tan bueno el ritmo de Asesinos de élite que entretiene sin atenuantes durante casi dos horas.
Y por si lo anterior fuera poco, decir que la pelea entre Statham y Owen es memorable hasta el punto de emocionar y que hay que prestar atención a la escena que incluye a Statham y una silla para entender cómo se filma una escena de acción.
En fin hay que verla y divertirse.