El descenso
Siguiendo la tendencia de los últimos años en materia de terror, donde el género es concebido a partir del recurso de la cámara en mano, la nueva película del director de Cuarentena y La reunión del diablo, John Erick Dowdle, no se propone innovar desde lo estético pero logra transmitir la atmósfera claustrofóbica que promete desde el principìo.
Así en la tierra como en el infierno no es más que un terrorífico descenso a los infiernos, una suerte de tren fantasma ambientado en las catacumbas de París donde queda encerrado un grupo de jóvenes. Un lugar donde deambulan almas perdidas que han tendio un final trágico y es ahí cuando el film explota el costado de los terrores más profundos sufridos por cada uno de los infortunados jóvenes que contratan a un guía ¿experto? para encontrar una cámara secreta primero y la salida después.
Cada rincón se hace irrespirable y más estrecho junto a un laberinto de huesos y otros obstáculos que se presentan en esta misión suicida. Con ecos de El descenso, la película juega con extrañas presencias que se deslizan en la oscuridad a través de una cámara nerviosa que, por momentos, marea y resta climax a un film que busca el simple sobresalto y se apoya en sonidos ensordecedores.
La protagonista, Scarlett (Perdita Weeks) es una exploradora con experiencia y sin límites, capaz de descifrar jeroglíficos y anunciar el desastre que se avecina. A los diálogos forzados en los momentos de mayor tensión y peligro, se suman una piedra sanadora y el pasado que ataca sin piedad a sus víctimas. Nada nuevo bajo la tierra, pero al menos entrega una hora y media a puro nervio.