Humberto Brause es cambista o, como a él le gusta definirse, el origen de todos los males. Si quiere conservar su pellejo en medio de su ambición sin límites por hacer dinero, tendrá que poner a prueba su dudoso código de ética y negociar con la corrupción de las altas esferas políticas, la debacle económica de la Argentina y los vaivenes de su absurdo matrimonio.