Las cosas nunca fueron fáciles para Asia. Enfermera de un hospital, tiene 35 años y una relación complicada con esa hija adolescente a la que ha criado sola, con dosis iguales de esfuerzo y sacrificio, de voluntad y valentía. Esa chica se llama Vika y está en una etapa plena de descubrimiento, con largas jornadas entre amigos no exentas de atracción hacia uno de los chicos. Es en ese momento que avanza una enfermedad muscular degenerativa que, más temprano que tarde, afectará sus pulmones.
Una película sobre una madre joven con una hija aquejada por una enfermedad terminal enciende las luces de alerta ante el potencial riesgo de sentimentalismo y golpes bajos, de esos que solo buscan la lágrima fácil, que suele implicar las historias de este tipo. Pero la realizadora israelí Ruthy Pribar logra con su ópera prima un respetuoso, sobrio y genuinamente emotivo acercamiento a la relación de estas dos mujeres ante la certeza de la muerte.
Pribar describe las rutinas de esas mujeres a través de sus acciones cotidianas. Rutinas que irán confluyendo a medida que la enfermedad avance y Vika (Shira Haas, protagonista de la miniserie de Netflix Poco ortodoxa / Unorthodox) sienta cómo su cuerpo deja de responderle, obligando a Asia (Alena Yiv) a dejar de lado el poco tiempo dedicado a sí misma.
En este logrado drama doméstico, cuyas acciones están mayormente circunscriptas al hospital y la casa, salen a la luz cosas no dichas y los miedos ante la muerte enfrentados con entereza por las mujeres. El espectador, entonces, como observador privilegiado de una situación tan dolorosa como inevitable.