La película conecta dos mundos y dispara una sucesión de persecuciones en azoteas, al estilo "parkour". Con un elenco local español y Michael Fassbender como cabeza del proyecto, el relato logra sólo algunos momentos disfrutables.
"Trabajar en la sombra para servir a la luz" es una de las frases que sintetiza esta adaptación del exitoso videojuego lanzado en 2007, que tiene secuelas, y expone un eterno combate entre Asesinos y Templarios.
El mismo equipo de Macbeth, con el director Justin Kurzel a la cabeza y con los protagonistas Michael Fassbender -Magneto en la saga X-Men- y Marion Cotillard -vista la semana anterior en Aliados- regresa para instalar un universo de luchas ancestrales y travesías en el tiempo.
Cal Lynch -Fassbender- es un convicto que se enfrenta a la pena de muerte pero encuentra su segunda oportunidad en un experimento desarrollado por las Industrias Abstergo, liderada por Sofia -Cotillard- y su frio padre -Jeremy Irons-, una máquina con tecnología revolucionaria que permite rastrear ADN cuando descubren que Cal es descendiente de Aguilar de Nerha, el miembro de una sociedad secreta conocida como los Asesinos en la España de la Inquisición.
Dos mundos y dos bandos opuestos se conectan y la acción no tarda en aparecer, mientras Cal está colgado del dispositivo que le permite recordar y vivir la vida de su antepasado. Con este esquema, por momentos confuso, y proclive a ser disfrutado en mayor medida por los amantes del videogame, la película es una sucesión de persecuciones y enfrentamientos en azoteas, al estilo "parkour" con saltos de un techo a otro.
Con un elenco local español y un ejército, el relato tiene sólo algunos momentos disfrutables como el antes mencionado, pero hasta resulta aburrido en la mayor parte de su desarrollo.
A la buena labor de Fassbender, un actor siempre iluminado, se suman también intérpretes de prestigio como Brendan Gleeson y Charlotte Rampling en roles menores que pasan casi desapercibidos.
La lucha de un hombre, quien arrastra además la muerte de su madre, es uno de los motores del film que impone su paleta de colores oscuros para la época medieval y un toque moderno cuando muestra esta suerte de cárcel donde se somete al protagonista al peligroso experimento. Entre música estridente, el pasado virtual tiene escenas de acción logradas pero que no superan la media que se aprecia en este tipo de producciones. El resto alterna pasado y presente como en un caótico pasaje de niveles.