Una cantidad innumerable de películas se basan en utopías en las cuales los personajes son capaces de modificar una porción de la historia de la humanidad. El ejemplo más claro y eficiente de los últimos años es Inglourious Basterds. En el filme de Quentin Tarantino, un grupo de soldados americanos tiene como objetivo asesinar a la mayor cantidad de nazis posibles, incluido Adolf Hitler. Cuando está bien dirigido y escrito, el resultado puede ser brillante, como en el caso recién mencionado. Pero hay otros en los cuales sucede todo lo contrario: Assassin’s Creed es uno de ellos.