Inteligencia Artificial
Astroboy fue creado en 1952 en forma de comic por Osamu Tezuka y sentó nuevas bases a la hora de crear dibujos animados. En Japón fue un autentico furor hasta conquistar Occidente, desde donde llega esta esperada adaptación. El niño robot se ganó fama suficiente como para mantenerse activo por varias décadas y hoy ser artífice de esta especie de revival retro.
Ambientado en la futurista Metro City, el film relata la historia de un brillante científico que al perder a su hijo en un accidente decide clonarlo dentro de un robot. Así nace Astroboy, quien dentro de una nueva realidad sufrirá una crisis propia de su nueva apariencia mitad robot, mitad humano y deberá confrontar los cambios que experimentara con todas las dificultades que esto conlleve y lo que, en definitiva, lo convertirá en un héroe.
Con marcada influencia de mundos como los de Pinocho o Charles Dickens, y un humor apto tanto para grandes como para chicos (conozcan o no el animé), esta versión de David Bowers intenta sortear con éxito la mirada bajo la lupa de miles de fanáticos que no le perdonarían una floja transposición a la pantalla grande de un icono del entretenimiento para generaciones enteras.
La fidelidad al producto original -siempre en juego a la hora de una transposición- no puede decirse que sea en un ciento por ciento. Si bien la estructura principal se mantiene inalterable, existe cierta renovación respecto al entorno del personaje, que por otro lado no trastoca la naturaleza del mismo, esa que le proporcionó miles de fans por todo el mundo. Sin embargo, y sin desconocer la genuina diversión que trae consigo la historia, hay ciertos pasajes que no han sido explotados en su costado dramático en un acto de extrema simpleza, no olvidemos el tono oscuro y amargo que la historia posee y, que aquí, ha sido suavizado.
Sendas características que revisten a la naturaleza original del protagonista, donde se nos presenta una crisis de identidad que trae aparejada una toma de conciencia de una nueva realidad de vida, tienen su costado de desencanto y sufrimiento. En cierta manera, esta historia porta un perfil trágico –aunque reniegue de él- puesto que todo nace de un desafortunado accidente y también deja ver su lado redentor, en esto de la búsqueda de la aceptación. Allí el film descubre un bienvenido mensaje, sin sentimentalismos de por medio, ese que habla de la singularidad de cada ser humano.
Desde el aspecto técnico, Astroboy es correcta y atractiva visualmente. Elemento que, sumado a la simpatía que despiertan la historia y el personaje, hacen en conjunto una aventura atrapante y llevadera para los mas chicos, pero sin la trascendencia que el peso histórico del dibujo animado requiere.
Astroboy es, a fin de cuentas, una suerte de evolución visual que adapta las posibilidades que ofrecen los adelantos tecnológicos de hoy, para conjugar una animación digital con un personaje clásico que apela a la vieja fórmula de su medio siglo de vida para seguir cautivando, aún sin la grandeza de su versión animé. Para los más chicos garantizará su cuota de diversión. Para los fans más rigurosos, no cumplirá del todo con las expectativas.