La quinta película de Matías Szulanski, "Astrogauchos", es una eficaz comedia que acierta en su comicidad y en su subyugante estética; pero corroe su logros mediante una ideología como mínimo cuestionable. Desde el estreno en 2016 de "Remplazo incompleto", Matías Szulanski se convirtió en un fructífero realizador que ya se encuentra por su quinta película.
Con "Astrogauchos" afronta su desafío más grande. Hasta ahora se manejaba dentro de un cine independiente, sucio, casi marginal, urbano, ácido, y muy actual. También hay algo que destacaba, sobre todo a partir de su segunda película, Pendeja, payasa, y gorda; los roles femeninos en un lugar de preponderancia.
Todo esto presenta un quiebre en "Astrogauchos", una propuesta mucho más ambiciosa; con una impronta estética fuerte; marcada por la ambientación de época y su coyuntura; espacios más abiertos; una comicidad más amplia, ácida sí, pero más satírica; y un protagonista masculino, literalmente acorralado por personajes femeninos.
El término ucronía supone un ¿Qué hubiese pasado si…? El concepto habla de “Reconstrucción histórica construida lógicamente, que se basa en hechos posibles pero que no ha sucedido realmente”. Una suerte de realidad paralela en donde los hechos verídicos son contados de otra forma, o en el que simplemente la realidad tal cual la conocemos es otra.
Estas ucronías suelen ser utilizadas por algunas filmografías para trasladar las historias propias del cine de Hollywood, el cine del primer mundo, a la idiosincrasia del propio país de la realización.
"Astrogauchos" entra en esta categoría. Luego de que EE.UU. ganara la carrera en la conquista del espacio a la U.R.S.S., hablar de astronautas, y viajes espaciales, es sinónimo de aquel país. Argentina ya lo hizo con "Adiós, querida Luna". Szulanski se anima quizás a ubicarse en el lugar del país soviético, coloca a Argentina como un país que pudo ganar la conquista al espacio.
Pero claro, no contaba con un detalle, los argentinos. Año 1966, gobierno militar de Onganía. Emilio Castillo (Ezequiel Tronconi) es un astrofísico frustrado en su profesión en un país que no lo valora. Él sostiene que hace años, los Estados Unidos le robaron la idea del satélite Sputnik; y ahora tiene todo listo para un nuevo proyecto, pero nada será fácil.
Emilio es un hombre sencillo casado con Laura Cooke (Laura Laprida), una mujer con una escala social más alta que la de él, con más ínfulas que él, y con un parche en el ojo que denota algún episodio del pasado.
La relación entre ambos no es la mejor, y no solamente por pertenecer a mundos diferentes. Emilio es alguien frustrado que termina presentando al Estado su próximo proyecto en busca de financiamiento ¿Cuál es ese proyecto? Lanzar una nave tripulada al espacio, más precisamente, a la Luna.
Ese es sólo el comienzo de un largo periplo para Emilio. La burocracia le arrebatará el proyecto. Se creará un instituto a tal fin, de cual él será nombrado subdirector, y pondrán como director a cargo a un militar interventor (Alberto Suarez en un rol que podría ser el mismo que interpretó en Rojo, unos años antes) que obviamente no sabe nada de la materia.
Emilio debe manejar el proyecto desde las sombras, sin que ni siquiera lo dejen entrar al galpón en el que se está preparando la nave, y poco a poco todo se irá haciendo más difícil.
Las mujeres son un centro en "Astrogauchos", además de su mujer, Emilio se verá rodeado cada vez de más secretarias, mujeres oficinistas, mujeres guardas de seguridad, mujeres burócratas, mujeres y más mujeres; todas usando su sensualidad para ocupar su rol, mujeres objeto que sacan provecho del ser objeto y hasta pueden llegar a pisar y pasar por arriba de un hombre como Emilio.
Hasta una profesional avanzada que acepta trabajar como secretaria por el hecho de ser mujer, pero utiliza “sus armas femeninas” para posicionarse. Por un lado son las mujeres que lo cercan, y por el otro el modo en el que se trabaja, o no se trabaja, en el Estado, con el populismo dando vueltas permanentemente y como dificultad imposible de surcar.
Un proyecto científico utilizado como propaganda; el marketing gubernamental en todo; el estado de bienestar como modelo idílico y como propaganda falsa; y el empleo y la contratación estatal como nido de todo tipo de vagancias, acomodos, chanchullos, operaciones, y sobreempleo innecesario. "Astrogauchos" no es una película que se ande con rodeos a la hora de plantear su ideología. Una comedia satírica que lleva al límite muchos preconceptos, y que resulta muy eficaz en su humor.
Muchos tramos de esta realización están pensados para lanzar unas carcajadas, su comicidad es muy ocurrente y elocuente. Aunque toda esté basada en esta idea del Estado y las mujeres como enormes y aglutinadoras, predadoras, piedras en el camino que se devoran todo, y truncan los sueños más progresistas. Hay algo de la saga italiana de Fantozzi, algo de la argentina "Zenitram".
El trabajador frustrado, y esa idea de que “hecho en Argentina” o “a la Argentina” significa hecho a los ponchazos y contra todo tipo de chantajes y situaciones burdas o pueriles. Estéticamente, "Astrogauchos" es una película enigmática, y muy lograda. Capta el estilo psicodélico, la onda beat. Los planos, el montaje, las secuencias, la ambientación que va desde los escenarios, el vestuario, o la música, hasta la estructura de los diálogos, es de un rigor corretísimo, casi de ensoñación. Todo este rigor de ambientación se pone en dudas en algunos detalles.
La historia se ubica durante el gobierno militar que derrocó al segundo peronismo, pero es evidente, que toda su iconografía, y su ideología, hace referencia al peronismo y no a Onganía o la Libertadora. Todos los preconceptos e ideas que se tienen sobre el gobierno de Perón, son los que se plasman en "Astrogauchos".
Durante un planteo sindical queda muy expuesto esta diferencia de años, en 1966, los sindicatos estaban intervenidos e inactivos. En un período actual en el que muchos parecen querer sumarse a una ola feminista, un mensaje de mujer voraz como el de Astrogauchos es como mínimo extraño. Ya se notaba algún mensaje ambiguo sobre la mujer en sus anteriores películas, casi como personajes que se aprovechaban de un rol minoritario; sólo que esta vez, es bastante menos ambiguo.
Otra vez, en una escena clave, la bajada de línea se vuelve extrema, y se plantea una situación legal que no es tal cual como se dice en la película, la realidad del texto de legislativo es todo lo contrario.
Los roles femeninos son los que más se destacan en "Astrogauchos". Laura Laprida le encuentra el tono a un personaje difícil. Lo mismo María Eugenia Rigón, sobresaliente, radiante, imponente. Entre los hombres, Alberto Suárez y una participación de Germán Baudino, son brillantes.
Ezequiel Tronconi es un actor talentoso, y cumple su labor, pero Emilio quizás no sea el personaje más correcto para él; o él no sea el actor con el psique du rol más exacto para Emilio.
De todos modos, lo saca a flote. "Astrogauchos", en definitiva, es una propuesta con muchos aciertos, graciosa, irónica, punzante, y lograda desde lo técnico y lo estético. Quizás una bajada de línea menos remarcada; o si se la refuerza, hacerlo con la valentía de ubicarla correctamente en tiempo, sin eludir posibles problemas; hubiesen conseguido un resultado mucho más acorde a los altos logros mencionados.