El título lo dice todo, terroristas norcoreanos que camuflados de funcionarios atacan la Casa Blanca y toman de rehén al mismísimo presidente. Despliegue de ataques y efectos especiales, pero a la hora del rescate, solo un hombre, Gerard Butler, que también es productor, podrá salvarlo, hasta límites ridículos. Entretiene, sí, y le pone rostro a los nuevos malos.