Otro duro de matar
Casi siempre ridícula y por momentos disfrutable, Ataque a la Casa Blanca es un producto menor con un presupuesto mayor (70 millones de dólares). Despiadados terroristas norcoreanos con sofisticados armamentos invaden a sangre y fuego el mismísimo centro del poder estadounidense y secuestran al presidente (Aaron Eckhart). Un agente del Servicio Secreto (Gerard Butler), quien había custodiado al mandatario hasta que un accidente automovilístico terminó con la vida de la Primera Dama, tendrá la oportunidad de redimirse y de reencauzar su carrera.
Por esos previsibles caminos (testosterónicos, adrenalínicos, pateaculos) transita este remedo de Duro de matar dirigido a pura violencia y efectos visuales por Antoine Fuqua, quien había hecho bastante mejor los deberes en, por ejemplo, Día de entrenamiento. Por si se quedan con las ganas, en poco tiempo más se viene una propuesta muy similar: El ataque (White House Down), de Roland Emmerich…
Hay un par de secuencias de acción bien resueltas y no poca tensión, pero también una enorme cantidad de banderas norteamericanas flameando y apelaciones múltiples al patriotismo en este film que juega con la paranoia post-11/9/2001. Y tenemos a un gran elenco (Morgan Freeman, el malvadiísimo Rick Yune, Dylan McDermott, Angela Bassett, Melissa Leo, Robert Forster, Ashley Judd) que se ganan unos cuantos miles de dólares apelando al piloto automático de su enorme profesionalismo en secundarios que no pasarán a la historia. La película, está claro, tampoco.