Antoine Fuqua, el director de Día de Entrenamiento, y Gerard Butler, la estrella de 300, unen fuerzas en una superproducción ultranacionalista y no del todo original que, si se la acepta tal cual es, termina siendo una muy entretenida manera de pasar dos horas.
Mi único héroe en este lio
Mike Banning (Gerard Butler) es parte del Servicio Secreto y jefe de la Guardia Presidencial, pero luego de un fatídico accidente donde la Primera Dama pierde la vida, es removido de su cargo y trasladado a uno de menor relevancia. Dieciocho meses después, en un día como cualquier otro, un grupo de terroristas procedentes de Corea del Norte toma por asalto a la ciudad de Washington DC y capturan al Presidente de Estados Unidos (Aaron Eckhart) junto con gran parte de su gabinete, dejándolos prisioneros en la Casa Blanca. Pero los terroristas no contaban una cosa: Mike Banning. El hombre es un ex soldado de las Fuerzas Especiales y no va a dejar que arruinen su día tan fácilmente. Usando todo su conocimiento y con la ayuda de Seguridad Nacional, Banning se interna solo en la Casa Blanca con una clara misión: rescatar al Presidente.
Con los terroristas
En Ataque a la Casa Blanca, Gerard Butler se calza el traje de John McClane y sale a repartir tiros, trompadas, patadas y cuchillazos a cualquier norcoreano que se cruce por su camino. Butler definitivamente no es Bruce Willis, carece del humor acido que identifica a este último, pero así y todo hace una buena pseudo imitación del personaje principal de la saga Duro de Matar. Porque al fin y al cabo, Ataque a la Casa Blanca no es más que una Duro de Matar situada en un contexto un tanto más exagerado.
Antoine Fuqua se toma su tiempo para establecer el conflicto. La película comienza con una secuencia durante la Navidad, donde la Primera Dama muere en un accidente y el personaje de Butler solo logra rescatar con vida al Presidente. Luego de esto comienza lo que realmente quiere contar la película: el ataque a la Casa Blanca. En una secuencia de acción por demás de espectacular, terroristas procedentes de Corea del Norte toman el control de aposento Presidencial y, como es costumbre, planean destruir a Estados Unidos. Esta secuencia de alrededor de 10 minutos esta fantásticamente filmada y, aunque los efectos especiales no son de lo mejor, logra su propósito. El inconveniente aquí es que nada de lo que ocurre durante el resto de la película logra si quiera acercarse a esa intensa secuencia de acción, por lo que la película poco a poco comienza a desinflarse. Butler está acompañado por un gran elenco, entre ellos Aaron “Dos Caras” Eckhart y Morgan Freeman, y a fuerza de carisma y acertadas actuaciones, logran sostener el film para que nunca termine por caer.
El guión a cargo de los primerizos Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt no es Shakespeare, pero es lo suficientemente inteligente para no meterse en lugares donde no debería ni plantear cuestiones que van más allá de una película de acción donde terroristas extranjeros toman la Casa Blanca. Rothenberger y Benedikt saben muy bien lo que están escribiendo y se divierten con el material.
Conclusion
El director Antoine Fuqua y su elenco, encabezado por Gerard Butler, hacen de Ataque a la Casa Blanca una película ultranacionalista hasta la risa y tremendamente exagerada, que lo único que pretender hacer es entretener y lo logra. Está claro que este film debe ser tomado como de quien viene y nunca debe tomarse en serio, dos cosas que son indispensables para su disfrute. Si logran coincidir en estos dos puntos, no tengo dudas que van a poder dejar de lado sus problemas por dos horas y divertirse.