El poder de las mujeres
Ataúd blanco es una película que carece de una buena estructura narrativa. Comenzamos con Virginia (Julieta Cardinali) una mujer que huyendo de su marido llega al pueblo con Rebecca, la hija de ambos. Allí, junto a otras dos mujeres (Eleonora Wexler y Verónica Intile) se convierten en víctimas de unos depravados. Es así que comenzarán una terrible búsqueda encargada por los secuestradores: deben hallar un ataúd blanco y la que lo consiga evitará que su hijo muera.
Tenemos buenos homenajes al cine slash y detalles que construyen la historia, utilizando además herramientas de las road movies (en este caso en caminos de provincia), generando en el espectador la necesidad de mantenerse todo en tiempo en vilo. Daniel de la Vega no es un novato en el género, y antes nos trajo Hermanos de Sangre y Necrofobia. Pero continuamente la historia cae y quedan en el aire más preguntas que respuestas.
Lo más destacable son la excelente fotografía, diseño de arte, escenarios de exteriores y la escena de persecución entre los tres vehículos: en una secuencia Virginia ve a Rebecca en la cabina del auxilio y las caras y gestos de las protagonistas, el uso de travelling corto hacen que el drama resulte como tal. También hacia el final hay una escena maravillosa donde se marca la diferencia de la presencia de la oscuridad en el pueblo.
Posiblemente el hecho de dejar que todo el peso caiga sobre sus protagonistas es lo que desencadenó en que el film quedara a mitad de camino y nunca logre dar con esa vuelta de tuerca que los fanáticos de este género esperarían.
Aún así, Ataúd Blanco es muy disfrutable y es posible ver como ejemplo de lo que se puede encarar en el cine nacional, cuando se tiene el conocimiento y las herramientas a disposición.