Tal como es ya una costumbre arraigada en las productoras de cine-entretenimiento-negocio, esto sólo es la explotación económica de sucesos que mantienen la atención del público, dicho esto en sentido de la recurrencia temática, a partir de atentados reales, lamentables, digamos, Las Torres Gemelas, Atocha, el metro de Londres, etc, es que se presenta ésta realización.
Es por eso que no sorprende, además, que el título original “Día de la Bastilla” se estrena modificado e incluyendo la palabra “atentado” en el mismo y al terrorismo musulmán en el texto.
Una película de acción con todos los clichés del género, de formula, bien filmada, bien contada en tanto corte y montaje se refiera, lo mejor es la delineación de los personajes, y sus interpretaciones, no el desarrollo posterior de los mismos.
El problema se suscita a partir de la previsibilidad del relato luego del discurso que establece. Lo primero redunda en cuanto provoca el deseo por parte del espectador en llegar al enfrentamiento final entre los malos y los buenos. Lo segundo gira en derredor de los políticos de la derecha recalcitrante yankee, que se consideran los salvadores del mundo. En fin.
El filme abre de manera muy explicita: una mujer baja por las escaleras la Basilica del Sagrado Corazon, en Montmartre, Paris, totalmente desnuda, todos los turistas distraídos terminan siendo víctimas de Michael Massen (Richard Madden), un carterista que les sustrae los celulares, billeteras, pasaportes.
Simultáneamente nos presentan a Sean Briar (Idris Elba), un agente de la C.I.A. que trabaja en solitario por fuera de las reglas (alguna vez quisiera que alguien me aclare cuales son las reglas de la C.I.A.), casi caído en desgracia.
En paralelo conoceremos a Zoe (Charlotte Le Bon), una ingenua joven enamorada de un supuesto reivindicador del oprimido pueblo francés en manos de las grandes corporaciones. Con él planea un atentado con bomba en un edificio corporativo, con el cuidado de no producir victimas. Ella será la ejecutora del plan. Pero nada sale como se planeo, y el atentado termina por reunir a los tres personajes que deben correr, investigar, descubrir la verdad oculta y permanecer vivos, si es posible.
La realización es una catarata de escenas de persecución, tiros, peleas, por la ciudad luz, en los espacios más lúgubres de Paris, barrios marginales si se quiere, abordando temas como el engaño, la discriminación, la corrupción, la traición, que están a flor de piel.
El director denota su capacidad de narrar, pero finalmente los 92 minutos que dura la proyección se sienten demasiado extensos, ni siquiera son salvados con la inclusión de algunos momentos de humor con los que si cuenta el filme, sobre todo desde los diálogos, puesto en función de la distensión de la adrenalina que supone la acción constante, nunca parodiando al género, eso no está permitido en este tipo de producción.
Un filme que a partir del carisma de los personajes, de la química que se establece en pantalla por parte de los actores, podría llegar haber sido al menos entretenido, pero no alcanza. Una lastima.