Para que el sobresalto en una película de terror funcione, es necesario crear un clima propicio para que el mismo pueda surtir efecto. En la actualidad, muchas películas del género pisan demasiado el acelerador con su estética para que le quede claro al espectador que está viendo uno de sus exponentes, quitándole bastantes de las sorpresas. El buen terror es consciente que puede aparecer en cualquier momento y cualquier lugar. Una cuestión que Aterrados tiene muy presente.
Siento una perturbación…
En un barrio de Buenos Aires, un niño es atropellado por un colectivo. Como si esta tragedia fuese poco, el cuerpo desenterrado de la criatura aparece misteriosamente en la casa de su madre. El comisario encargado del caso decide convocar a un investigador de lo paranormal en busca de una explicación. Acompañado por dos colegas, investigarán los hechos sin saber que una presencia que no pueden percibir estará siempre un paso delante de ellos.
Aterrados es una narración que descansa fuertemente en crear climas de perturbación y despertar la curiosidad del espectador. No obstante, su mayor fuerte recae en un alto nivel de detalle en lo que refiere a la investigación paranormal. Es decir, que aunque tenga el aspecto de una película de terror, el contenido de las escenas no podría responder con mayor fidelidad al sentido común y a los métodos científicos. Sigue esta doctrina al extremo de dejar algunas cuestiones inconclusas, una cuestión perdonable hasta cierto extremo ya que, en la realidad, muchos de estos casos no tienen resolución o explicación siquiera. Esa incertidumbre junto al clima que genera, es un cóctel que la historia sabe aprovechar.
En materia técnica, tenemos una dirección de arte prolija de corte realista y una iluminación generosamente naturalista. Demián Rugna es uno de esos realizadores que entienden que el terror no tiene horarios; el monstruo o las ánimas pueden caer de día o de noche. Su puesta en escena es lo que consigue mantener al espectador expectante, valga la redundancia, y, desde luego, atemorizado.
En lo actoral tenemos una prolija labor de Maxi Ghione como un comisario superado por estas circunstancias sobrenaturales. Él está firmemente secundado por Norberto Gonzalo y Elvira Onetto, que otorgan gran solidez a sus papeles de investigadores paranormales.
Conclusión
Aterrados consigue exitosamente crear un clima que mantiene al espectador entre la incertidumbre y la expectativa. Trae lo sobrenatural a un terreno humano, sin que eso signifique sacrificar aquellos elementos indispensables del genero de terror.